Las acciones del Gobierno en el campo de las EERR son esfuerzos muy modestos y por ahora no van más allá de unos pocos pequeños proyectos. Contrariamente, lo que se percibe es que la política energética va a contramano de las tendencias mundiales y, en particular, del camino que recorren otros países de la región, algunos con condiciones ambientales similares, evaluó la Fundación Milenio en su último informe publicado ayer, con el título “Energías renovables: oportunidades desaprovechadas”.
CRECIMIENTO EXPLOSIVO
En Chile, por ejemplo, se ha dado un crecimiento explosivo de la energía solar, que ahora es ya el 7% de la generación eléctrica total y 44% de las energías limpias.
“Mientras que los bolivianos dormimos una siesta profunda, los chilenos impulsan la energía solar para cubrir de electricidad el norte de su territorio. Chile tiene 1,100 MW de energía FV en operación (versus 5 MW de Bolivia) y otros más de 2000 MW en construcción, sin considerar los 11,000 MW ya aprobados”, explicó la Fundación.
DOS PROYECTOS
Cabe aclarar que el año pasado el Gobierno inauguró una planta solar de 5MW, en las proximidades de Cobija, Pando, y también la planta de Qollpana, en Cochabamba, que genera 24 MW.
De acuerdo al plan del Gobierno, hasta 2020 se incrementará a 20 MW en el primer caso y hasta 30 MW en el segundo.
La política chilena de energía al año 2050 se propone alcanzar el 70% de generación con EERR, además de convertir a su país en exportador de tecnología y servicios para la industria solar. Esto muestra el potencial de las energías renovables para la transformación productiva y el progreso tecnológico.
TRANSICIÓN ENERGÉTICA
Según el Plan de desarrollo eléctrico de ENDE, para satisfacer la demanda interna y mantener la actual reserva de 400 MW (el 20% de la capacidad ofertada) será necesario incorporar hasta el año 2025 aproximadamente 140 MW/año. La cuestión es cómo se genera esa oferta. De hecho, la política de gobierno insiste en más de lo mismo: construir mega represas y más termoeléctricas, con una participación marginal de energías fotovoltaica y eólica.
Sin embargo, el gran potencial de Bolivia es la energía FV. Las condiciones geográficas del país (soleado gran parte del año y a gran altura) son parecidas a las del norte chileno y, por tanto, ideales para desarrollar plantas de energía FV en gran escala. He aquí la base material para sustentar la idea de una transición energética en la generación eléctrica, a partir de la energía FV, y consiguientemente para planteaar la necesidad de otro tipo de política pública, concretamente de fomento a las EERR.
ENERGÍA SOLAR
Ahora bien, una nueva política energética implica diferentes proyectos, acciones y estrategias. En primer lugar, es necesario “democratizar” la energía solar, permitiendo que las viviendas puedan ser las beneficiarias e inclusive vendedoras de energía, mediante paneles FV y otros aparatos en los exteriores de las viviendas. Esto es muy común en los países industrializados, incluso en los que no tienen las ventajas ambientales de Bolivia.
Por ello mismo, es indispensable abrir el mercado de la energía a diferentes actores: empresas privadas, operadores públicos, ONG y comunidades campesinas.
29 de septiembre de 2017
Fuente: El Diario
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