Llevamos casi 20 años de debates sobre la reforma constitucional integral en Bolivia y hemos invertido en ella una extraordinaria cantidad de esfuerzos e iniciativas.
Pero éste ha sido, sobre todo, un proceso guiado por la imaginación y las esperanzas, en el que rara vez nos hemos detenido a considerar los costos económicos y los posibles resultados de las reformas en el funcionamiento de la economía.
Esto es más sorprendente aún cuando nos damos cuenta de que una gran parte de quienes se han embarcado en esta aventura lo han hecho movidos por el deseo de mejorar sus condiciones de vida, de abandonar las limitaciones de la pobreza y la exclusión, y de ampliar las oportunidades de realización personal para ellos y para las generaciones que les sigan.
Una norma habitual en los procedimientos legislativos exige que toda iniciativa, además de la argumentación que la respalde, sea acompañada de un estudio de sus posibles impactos económicos. No siempre se cumple y, en Bolivia, mucho menos. Pero eso no justifica que se ignoren las consecuencias económicas que pueden tener las decisiones que tomemos, sobre todo cuando éstas, como en el caso de una reforma constitucional, pueden ser de larga duración.
Ni la UCAC ni la REPAC tuvieron entre sus preocupaciones la de evaluar los posibles impactos económicos de una reforma constitucional, aunque tal vez algunos estudios hayan tratado los costos directos de algunas reformas específicas. No sabemos si UDAPE lo ha hecho, pero sí sabemos que no lo ha publicado. De hecho, los debates han ignorado la dimensión económica de la reforma constitucional.
De seguir así, el país tomará una decisión a ciegas. Será como comprar algo que no sabemos si nos servirá, pagando por ello con un cheque en blanco, pues tampoco sabemos su precio.
La Fundación Milenio, dedicada desde hace más de quince años al estudio de nuestra economía, ha convocado a 7 economistas, un abogado, dos ingenieros, un comunicador y un politólogo para tratar de avanzar un debate que contemple esas dimensiones. Los trabajos que se reúnen en este coloquio son más hipotéticos que concluyentes, pues responden a una demanda de emergencia más que a un sistemático esfuerzo de investigación. Sin embargo, son suficientemente provocadores como para estimular una dimensión del debate que no debió haberse ignorado.
Roberto Laserna
Presidente Fundación Milenio