La Fundación Milenio sostiene que desaceleración económica no solo es por los precios bajos de venta del gas natural, sino también por una menor producción
El departamento de Cochabamba llega hoy a su aniversario 208 con una economía debilitada y no consigue escapar a la desaceleración no solo por los precios más bajos de venta del gas natural, sino también por una producción cada vez menor, según evaluación efectuada por la Fundación Milenio.
En el período 2015-2016, cuando más se sintió en el país el fenómeno de la desaceleración, el Producto Interno Bruto (PIB) departamental ganó dinamismo con tasas de 6.0 por ciento y 5.5 por ciento de crecimiento, respectivamente, por encima del ritmo de crecimiento de la economía nacional; sin embargo, en 2017 la economía cochabambina sufrió una fuerte ralentización, cayendo a una tasa de apenas 2.2 por ciento, la más baja desde el año 2005.
Asimismo, sostiene que Cochabamba no consigue escapar a la desaceleración económica, sufriendo no solo por los precios más bajos de venta de gas natural, sino también por una producción cada vez menor. Lamentablemente, la mejora en los precios de venta de gas natural, que se ha registrado recientemente, no necesariamente mejorará la situación del departamento y del país en general si es que la producción de gas natural se mantiene en niveles declinantes.
DESEMPEÑO SECTORIAL
El estudio sostiene que la actividad económica que más creció en 2017 fue la agricultura con 5.9 por ciento, seguida de los establecimientos financieros con 5.1 por ciento y los restaurantes y hoteles con 4.8 por ciento. En contraste con la gestión 2016, cuando la construcción lideró el crecimiento del departamento con 10.5 por ciento de incremento, en 2017 el crecimiento de este sector se redujo a un ritmo de tan solo 2.5 por ciento, de los menores en la última década.
Pero no solo la construcción ha registrado en 2017 pérdida de dinamismo, puesto que en realidad nueve de doce actividades económicas exhibieron un crecimiento menor, comparado con el año anterior; las excepciones fueron agricultura, silvicultura, caza y pesca, por una parte, y restaurantes y hoteles, por otra.
Todo lo cual da cuenta del bajo desempeño de la economía regional y que probablemente se ha mantenido en los primeros meses de 2018.
Asimismo, sostiene que dos sectores impactan significativamente en la caída del PIB departamental: La actividad hidrocarburífera en la región prosigue su desplome, con un crecimiento negativo en 2017 de -12.9 por ciento; también la industria manufacturera se ha contraído en 1.7 por ciento, siendo el primer registro negativo desde el año 2003 cuando cayó en 0.9 por ciento y luego después de crecer en 7.1 por ciento en la gestión 2016. Este último resultado tiene que ver también con la situación de la producción de cemento y de hidrocarburos.
CEMENTO A LA BAJA
Para Milenio los principales rubros de la industria manufacturera regional se encuentran los minerales no metálicos que, a su vez, están relacionados con el sector del cemento. Una rápida revisión permite observar que tras crecer 30 por ciento en 2014, se produjo un marcado descenso de esta actividad, al punto de que en 2017 se contrajo en aproximadamente 10 por ciento, lo cual habla de un cambio negativo en la producción local de cemento.
La producción de cemento pasó de 787.2 miles de toneladas en 2016 a 632.9 miles de toneladas en 2017; una contracción de casi 20 por ciento en apenas un año. La venta de cemento, por su parte, ligada a la producción, cayó en un 21 por ciento.
Si bien es cierto que también otros departamentos del país han registrado mermas en su producción de cemento, éstas no fueron tan pronunciadas como en el caso de Cochabamba. Esto lleva a pensar en una desaceleración de la construcción en la gestión 2017, y que se ve corroborado por el dato de 2.5 por ciento de crecimiento de este sector.
HIDROCARBUROS Y REFINACIÓN
El otro sector que explica grandemente la ralentización de la economía cochabambina es hidrocarburos, en su doble vertiente de “petróleo crudo y gas natural” –muy importante para la extracción de minas y canteras-, por un lado, y de otro, por los “productos de refinación del petróleo”, que constituyen insumos valiosos para la industria manufacturera. Aunque los productos refinados tuvieron contracciones en años anteriores, en 2017 la caída ha sido incluso de 8.0 por ciento.
La caída de 7.1 registrada en 2009 coincidió con la crisis económica acaecida entonces, que llevó a una fuerte depresión en los precios del petróleo; en cambio, la última caída en 2017 viene luego de tres años consecutivos de tasas positivas, todo lo cual parece reflejar problemas serios en la capacidad de refinación de petróleo.
Milenio sostiene que el PIB de la extracción de petróleo crudo y gas natural presenta descensos continuos desde la gestión 2013, habiendo decrecido anualmente, en promedio, casi 11 por ciento, y con un fuerte impacto global sobre la economía cochabambina. Ahora bien, lo más preocupante es que ese comportamiento declinante no parece estar cerca de corregirse.
La producción de hidrocarburos de Cochabamba experimenta importantes descensos, tanto en gas natural como en hidrocarburos líquidos. Partiendo del año 2006, la disminución ha sido muy significativa, pasando de una producción total de gas natural de 4.8 MMm3 en 2006 a 1.5 MMm3 en 2017, lo que implica una caída de 67.8 por ciento en dicho período; vale decir que la producción se redujo en más de dos tercios. Véase Gráfico 6.
En cuanto a la producción de líquidos, la situación que se advierte es aún más inquietante. Así, entre 2006 y 2017 la caída de esta producción fue de 74.4 por ciento. Esto significa que se pasó de 13,831 BPD en 2006 a 3,536 BPD en 2017. No hay que olvidar que en el país la producción de gas natural e hidrocarburos líquidos está relacionada.
PRODUCTOR DE HIDROCARBUROS
Comparado con los niveles registrados a nivel nacional, según Milenio, es evidente que el departamento de Cochabamba ha ido perdiendo importancia relativa. Mientras en 2006 la producción de hidrocarburos líquidos y gas natural del departamento significaron el 28.5 por ciento y 11.8 por ciento del total, respectivamente, ese 2017 ese nivel de producción llegó a representar el 6.5 por ciento y 2.7 por ciento. Véase Gráfico 7.
Los datos sugieren que la rápida pérdida de participación cochabambina en el sector hidrocarburífero obedece tanto a la mayor producción en otros departamentos (principalmente Santa Cruz) como también a la persistente caída de su propia producción departamental. En este sentido Cochabamba sería un ejemplo muy elocuente de la delicada situación hidrocarburífera del país, con la producción a la baja, con campos en declinación y con escasos hallazgos de nuevos reservorios que, en el mejor de los casos, solo sirven para reponer lo ya usado.
14 de septiembre de 2018
Fuente: El Diario