Bolivia tiene uno de los potenciales turísticos más sólidos de la región, pero desaprovecha una los atractivos debido a una serie de factores negativos internos que conspiran para lograr rendimientos por lo menos similares a los países vecinos. Un estudio de la fundación Milenio señala que nuestro país es deficiente en la mayoría de las condiciones necesarias para desarrollar el turismo. Es más, afirma que Bolivia cumple solamente dos de los catorce escenarios requeridos para aprovechar mejor el flujo turístico. Para nadie es un secreto que las condiciones naturales que nuestro país ofrece, llevan ventaja sobre otras regiones, por el rico patrimonio cultural, la exuberante naturaleza, y posiblemente algunos costos menores a otros países.
El estudio de la fundación, denominado «Desarrollo del turismo: la asignatura pendiente», sugiere una serie de medidas para mejorar las condiciones, entre ellas, ofrecer seguridad, mejor conectividad aérea, propiciar ambiente favorable para los negocios, revisar la carga tributaria y ofrecer mejores condiciones de salud. Señala también las debilidades en derechos de propiedad, e inclusive advierte una pobre valoración en la priorización del turismo, dentro de las políticas públicas. Observa también que en promedio, la asignación presupuestaria para el turismo en la región es 4.4%, y en Bolivia es 3.1%.
El estudio también advierte también sobre las limitaciones en la infraestructura de transporte aéreo y terrestre, la mala calidad de los aeropuertos y de las carreteras además de que algunos atractivos que el país ofrece en el área rural son inaccesibles o sólo se puede llegar a ellos contratando servicios especiales. Bolivia tiene en el sector turismo un potencial motor del desarrollo que puede contribuir a la diversificación de su economía. «Lograr este objetivo es una tarea que debería comprometer al Estado y al sector privado», señala el estudio.
Mientras tanto, el mundo mueve anualmente unos mil 200 millones de turistas, y Latinoamérica está logrando atraer cada vez más viajeros gracias a promociones que se desarrollan en diversas partes. En la Feria Internacional de Turismo ITB Berlín 2017, los países latinoamericanos promocionaron la cultura, la naturaleza, las rutas de múltiples destinos; la gastronomía, la historia, la arqueología y las costumbres de los pueblos. Para diversificar las ofertas turísticas en la región, inclusive se desarrollan asociaciones entre varias naciones a fin de crear productos más atractivos. Tal es el caso de la llamada ruta «Caribe Maya», operada entre Honduras y Guatemala.
Aunque ese tipo de asociaciones son frecuentes en los países pequeños, también los más fuertes en Latinoamérica dentro del sector turismo participan en mecanismos similares, como Argentina y Brasil, los cuales junto a Paraguay, Uruguay, Chile y Bolivia promueven la «Ruta jesuítica», diseñada en torno a la historia de la Compañía de Jesús en América del Sur. México, la plaza más fuerte del turismo en el subcontinente, promociona rutas conjuntamente con Chile, Perú y Colombia. Bolivia se limita a promocionar el Dakar.
De acuerdo con la OMT el turismo experimenta desde hace algunos años un incremento considerable en Latinoamérica, al punto de que anualmente más de 96 millones y medio de viajeros visitan la región, la cifra más alta de la década. Además, el área geográfica figura en la cuarta posición de la lista de los principales mercados de turismo y viajes en el mundo, tras Norteamérica, la Unión Europea y el noreste de Asia.
Bolivia recibe anualmente cerca a 900 mil turistas según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), cifra que contrasta con Perú, donde el año pasado llegaron tres millones 745 mil personas, representando un crecimiento de 8,4%, respecto al total de turistas registrado en el 2015 que alcanzó la cifra de 3.455,709 visitantes.
La actual administración ha decidido impulsar esta vertiente económica creando el plan nacional de turismo, agenda turística al 2025 (PLANTUR), que mediante una agencia estatal intenta impulsar esta actividad. Lamentablemente, poco o nada efectiva es la medida ya que para desarrollar el turismo se requiere de miles de promotores y activistas sujetos a la iniciativa privada, y que ahora deben competir en desventaja con el Estado que pretende maniobrar políticamente en la promoción del turismo.
25 de octubre de 2017
Fuente: Jornada
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