Los ajustes podrían afectar el empleo pero son “ineludibles” porque la situación económica actual va camino a un estado de alto riesgo, según especialistas.
En 2018, el déficit fiscal llegó a 22.670 millones de bolivianos que representan el 8.1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Considerando que el país se mantiene deficitario de manera persistente en los últimos años, la Fundación Milenio ve urgente aplicar medidas de ajuste para la sostenibilidad económica.
José Luis Evia, investigador de Milenio, llegó ayer a Cochabamba para presentar el informe anual 2018-2019 sobre la economía boliviana.
Explicó que ante la caída de los precios de las materias primas que el país exporta y del volumen exportado (sobre todo de gas), la economía nacional mantiene elevados déficits comercial y fiscal, “una situación que amenaza hacerse insostenible en el tiempo”.
Explicó que se genera por el tamaño de la inversión pública que en 2017 fue financiada a través de la deuda externa y en 2018 pasó a ser financiada por la deuda interna a través de préstamos del Banco Central de Bolivia (BCB).
Esto implica una caída de las Reservas Netas Internacionales (RIN) que de haber llegado a unos 15.000 millones de dólares en 2014 cayeron a cerca de 8.000 millones en 2018. A ese ritmo, en 2022 podrían reducir a 1.361 millones de dólares según las proyecciones de Milenio.
Sobre cómo aplicar los ajustes, Evia admitió que es un tema de debate entre los especialistas porque, dependiendo las acciones a tomar, se puede afectar el empleo.
“Hay que planificar medidas que sean lo menos dolorosas posible, pero el ajuste fiscal es ineludible porque el problema tiende a agudizarse”, afirmó.
En cuanto al estado de la economía, informe muestra la tendencia a la desaceleración en los últimos tres años. En 2018, el PIB fue de 4.22 por ciento y el crecimiento del gasto se concentró en el consumo privado, el gasto del Gobierno y en las exportaciones que crecieron gracias al mayor dinamismo del sector agroindustrial.
Milenio afirma que, de continuar las tendencias actuales y los bajos volúmenes de exportación de gas natural, “las perspectivas de la economía boliviana no son promisorias”. La caída de ingresos de exportación y el déficit fiscal seguirán incidiendo en la pérdida de las reservas internacionales, además en un mayor endeudamiento público interno y externo. Sostener el crecimiento con mayor gasto público “chocará” con la necesidad de evitar que se dispare el déficit público.
Roberto Laserna, director del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES), dijo que si bien el clima electoral hace más delicado hablar de “malas noticias”, es importante difundir los desafíos de la economía.
“Nuestro mensaje es de cautela porque nos acercamos a un momento de alto riesgo para la economía, el consumo y el empleo”, advirtió.
30 de agosto de 2019
Fuente: Opinión
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