Introducción: El Modelo y su Promesa Incumplida
Tras establecer la paradoja de la vasta riqueza de litio de Bolivia frente a su insignificante producción, es imperativo realizar un análisis microeconómico e institucional de las políticas que han conducido a este resultado. El documento «Bases de una política nacional del litio y salares» de la Fundación Milenio califica la estrategia implementada desde 2006 como un «experimento político fallido» y un «espejismo». Este artículo se adentra en esa crítica, deconstruyendo los pilares del modelo estatista boliviano y evaluando sus consecuencias desde una perspectiva de economía del desarrollo, teoría de la firma y gobernanza de los recursos naturales.
Los Fundamentos del Modelo Estatista: Soberanía y Monopolio
La política del litio del Movimiento hacia el Socialismo (MAS) se enmarcó en un discurso nacionalista más amplio, que se tradujo en la nacionalización de sectores estratégicos. En el caso del litio, esto se materializó en un andamiaje legal e institucional diseñado para asegurar el control absoluto del Estado sobre toda la cadena de valor.
Los instrumentos clave de este modelo fueron:
- La Ley de Minería y Metalurgia (2014): Estableció un régimen de reserva fiscal sobre todos los salares, cuyo aprovechamiento quedó reservado exclusivamente para empresas estatales.
- La Ley de la Empresa Pública Nacional Estratégica de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) (2017): Consolidó el monopolio de YLB sobre los procesos de química básica, incluyendo la producción de carbonato y hidróxido de litio, con un 100% de participación estatal.
Desde una perspectiva económica, este diseño institucional crea barreras de entrada insalvables para el capital privado, tanto nacional como extranjero. Al eliminar la competencia y la posibilidad de participación privada directa en las fases más rentables, el modelo apostó enteramente por la capacidad del Estado para actuar como un empresario eficiente y un innovador tecnológico. Como demuestra el informe, esta apuesta fracasó de manera contundente.
Las Consecuencias del Monopolio Estatal: Ineficiencia e Incertidumbre
El análisis de la Fundación Milenio detalla una serie de fracasos que son consecuencias directas del modelo elegido. Estos pueden ser analizados como fallas de gobierno y fallas de gestión empresarial:
- Producción Incipiente y Deficiencias Tecnológicas: A pesar de una inversión estatal que supera los 800 millones de dólares, la producción de litio y potasio no ha alcanzado una escala industrial. La planta de cloruro de potasio opera a un 25% de su capacidad, y la planta de carbonato de litio, inaugurada en 2023, arrancó con apenas un 20% de su capacidad máxima prevista. El informe atribuye esto a errores de diseño conceptual y tecnológico, como piscinas de evaporación mal dimensionadas, lo que revela una severa carencia de know-how técnico en la empresa estatal.
- Contratos Opacos y Riesgos Geopolíticos: Ante el fracaso del método evaporítico, el gobierno giró abruptamente hacia la Tecnología de Extracción Directa de Litio (EDL), firmando convenios con empresas chinas y rusas. El informe critica la «opacidad y discrecionalidad» en estos procesos de selección, que no surgieron de licitaciones abiertas y competitivas. Desde la teoría económica, esto genera un alto riesgo de captura del Estado y de selección adversa, favoreciendo a «capitales corrosivos» en detrimento de inversores con mejores credenciales tecnológicas y de gobierno corporativo. Esto, además, alinea a Bolivia con potencias autoritarias, generando un riesgo geopolítico que el proyecto «soberanista» pretendía, irónicamente, evitar.
- Conflictos Políticos y Sociales (La Maldición de los Recursos): Lejos de generar consensos, el proyecto estatal ha exacerbado las expectativas rentistas y los conflictos entre comunidades, municipios y el gobierno central por el control de las regalías y los excedentes. Este fenómeno, ampliamente estudiado en la literatura sobre la «maldición de los recursos», conduce a un escenario de ingobernabilidad que erosiona la autoridad del Estado y desincentiva cualquier inversión a largo plazo.
El Desafío de la Gobernabilidad y la Institucionalidad
El diagnóstico central del informe es que el principal cuello de botella para el desarrollo del litio en Bolivia no es técnico, sino institucional. La falta de un ambiente de negocios propicio, la ausencia de reglas claras y transparentes, la inestabilidad social y la incertidumbre jurídica generalizada crean una percepción de riesgo país extremadamente elevada. En este entorno, las empresas internacionales con alta reputación y capital «constructivo» simplemente dirigen sus inversiones a jurisdicciones más predecibles, como Argentina o Chile. Bolivia, en consecuencia, queda atrapada en un equilibrio subóptimo, incapaz de atraer las inversiones de calidad que necesita para despegar.
Reflexión Final: Más Allá de la Ideología, la Evidencia Empírica
El fracaso del modelo de litio boliviano ofrece una lección contundente sobre los límites del estatismo en industrias de alta complejidad tecnológica y de capital intensivo. La evidencia empírica presentada por la Fundación Milenio demuestra que la búsqueda de una soberanía autárquica ha resultado en una parálisis productiva y una dependencia de capitales de dudosa procedencia. El problema de YLB no es de intención, sino de diseño: una empresa estatal monopólica, sujeta a la lógica política y sin la disciplina del mercado, carece de los incentivos y las capacidades para competir en una industria global de vanguardia. Para salir de este «atolladero», como lo llama el informe, se requiere no un ajuste, sino una reforma estructural profunda. El próximo y último artículo de esta serie explorará la hoja de ruta propuesta por la Fundación Milenio para catalizar esta transformación.