En Bolivia se ha producido un acontecimiento muy significativo en lo social en la primera década del Siglo XXI, al haber disminuido los distintos índices de pobreza, entre los años 2000 y 2017, lo cual implica que hubo un mejoramiento de las condiciones de vida en los distintos sectores de la población.
Al respecto, la doctora Fernanda Wanderley, del Insec-UCB, efectuó los estudios necesarios y sus resultados fueron publicados por la Fundación Milenio.
Hasta el presente, siempre hemos contado solamente con informes oficiales, en especial del Instituto Nacional de Estadística (INE), cuya labor es muy muy apreciada. Pero, en esta oportunidad, se cuenta con el aporte de una distinguida profesional, de manera que se tiene la posibilidad de estimar o diferenciar la calidad de los esfuerzos desplegados.
Cabe destacar que esta es la primera vez que desde la esfera privada se realizó un trabajo de esta índole y, por tanto, de mucha trascendencia, puesto que sus conclusiones demuestran que se ha logrado recapitular en profundidad datos que son muy ilustrativos y, por consiguiente, se constituyen en aporte muy meritorio y confiable sobre la problemática social del país, que en todo caso, por ser de otra fuente primaria, adquiere total solvencia y, obviamente, se constituye como un trabajo muy ponderable y plausible de la Dra. Wanderley.
El esfuerzo desplegado le induce a expresar que, a pesar de los importantes avances alcanzados, persisten aún desigualdades que quedan por ser superadas orgánicamente, tanto de parte del Gobierno como de los sectores empresariales, ya que tienen la posibilidad de abrir más fuentes de trabajo y también de mejorar, en todo lo que les sea posible, los ingresos de sus trabajadores.
La pobreza moderada ha descendido del 66,62% al 36,46%, entre los años 2000 al 2017, en tanto que la extrema bajó de 45,56% a 17,13”. Asimismo, la pobreza moderada urbana se redujo de 54,76 al 28,17%.
Puede considerarse como más significativo aún que la pobreza por condición étnica se achicó entre los años 2000 y 2017, aunque todavía persiste la desigualdad. En 2017 el 47,24% de la población indígena estaba en situación de pobreza moderada y el 23,91% en pobreza extrema.
En contraposición -indica la doctora Wanderley- el 23,24% de la población no indígena era pobre moderada y el 8,95% pobre extrema, pero al mismo tiempo destaca que ser indígena y vivir en el área rural incrementa la probabilidad de estar en situación de pobreza.
Empero, anota como un hecho real que la desigualdad ha disminuido en América Latina y en Bolivia, específicamente, según el Coeficiente de Gini 2, entre otros indicadores de distribución de ingresos. En América Latina el Coeficiente de Gini pasó de 0,54% en 2002 a 0,49% en 2013. En el caso del país, pasó de 0,61 a 0,46, en el mismo período. En los años siguientes se mantuvo relativamente estable.
La disminución de la desigualdad por área geográfica muestra un patrón similar. En el área urbana el coeficiente bajó de 0,54 en el año 2000 a 0,39 en 2017. Y en el área rural pasó de 0,69 a 0,54, en el mismo período.
La doctora Wanderley refiere, asimismo, que el período de análisis se caracterizó por una bonanza económica excepcional, debido principalmente al incremento de la demanda (consumo poblacional) y al alza de los precios internacionales de las materias primas.
Concretamente, el desempeño económico fue muy favorable, con un crecimiento promedio del PIB (Producto Interno Bruto) de 4,27% entre 2000 y 2014. De 2009 a 2013 la economía creció al 5% anual y en 2013 la tasa de crecimiento fue del 6,78%. De esta manera, el PIB per cápita real pasó de 998 dólares en 2000 a 1.771 en 2013. Y la tasa de inflación en promedio, entre el 2000 y 2014, se mantuvo en alrededor del 5,29% anual.
16 de septiembre de 2018
Fuente: El Diario