Economía, política, desarrollo sostenible

Coy 442 – La actividad agropecuaria: entre la recuperación productiva, los precios bajos y la competitividad menguante

En la gestión 2018, el sector agropecuario ha mostrado las mayores tasas de crecimiento en comparación con otros sectores de la economía. Este mejor desempeño se inscribe en la recuperación de la producción agrícola de los efectos negativos de la sequía que afectó la producción del año agrícola 2015-2016.1

La producción agrícola y pecuaria

Como se puede apreciar en el Gráfico 1, el buen desempeño de la producción del sector agropecuario en la gestión 2018 es resultado de un alto crecimiento de: i) productos agrícolas no-industriales (cuyo PIB aumentó en 6,71 por ciento); ii) de los productos agrícolas industriales (8,56 por ciento) y; iii) de los productos pecuarios (7,23 por ciento).

El Cuadro 1 siguiente, desagrega las cifras para los distintos subsectores:

Las exportaciones agropecuarias

Todavía esperamos las cifras oficiales del INE relativas a la superficie sembrada, la producción y los rendimientos de los productos agrícolas del año 2018. No obstante, según los datos disponibles sobre exportaciones agropecuarias, se advierte que los principales productos de exportación de origen agrícola muestran tasa elevadas de crecimiento en sus volúmenes exportados, después de haber sufrido caídas significativas en las gestiones pasadas 2016 y 2017. Los datos desagregados son los siguientes:

Tal como se observa en el Cuadro 2, los volúmenes exportados de soya crecieron en 2018 en 6,0 por ciento, en tanto que las exportaciones de castaña lo hicieron en 81,6 por ciento, de quinua en 8,4 por ciento, y de girasol 15,0 por ciento.
Los precios agrícolas

A pesar del indicado aumento en términos de volúmenes, las exportaciones de productos de origen agrícola se han visto afectadas por la tendencia a la baja de los precios internacionales de estos productos. Así, por ejemplo, los precios de la soya y girasol -los dos principales productos de exportación agrícola del oriente del país-, mostraron caídas continuas a partir de 2013.

Observando la situación de precios de otros productos agrícolas, se aprecia que, en el caso de la quinua, los precios de exportación muestran una caída a partir de un máximo alcanzado en 2014, cuando llegaron a un valor de 6,9 mil por TM.

En cuanto a la castaña, los precios habían mostrado un alza significativa en 2017, por condiciones temporales de demanda favorables y por una baja en la producción mundial. Sin embargo, ya en 2018, los precios han retornado a los niveles más habituales. Y lo mismo sucede en el transcurso del año 2019. Véase el Gráfico 4.

Problemas de competitividad por tipo de cambio

Los datos precedentes sugieren, claramente, que prácticamente todas las exportaciones significativas de productos agrícolas y agroindustriales resienten la caída de precios en el mercado internacional, lo cual presiona a la extensión de la superficie sembrada y, sobre todo, al incremento de los volúmenes y rendimientos productivos para contrarrestar la debacle de las cotizaciones.

A ello se suma la cuestión de la apreciación cambiara real, por el tipo de cambio fijo vigente, que se mantiene desde el año 2011, y que sin duda es uno de los factores relevantes que resta competitividad a las exportaciones agropecuarias del país.

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1 Para un análisis más amplio del tema, véase el Informe de Milenio sobre la economía de Bolivia. Agosto de 2019, No 41, en http//www.fundación-milenio.org

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