Fundación Milenio
El departamento de Cochabamba resiente una pérdida de impulso de muchas de sus actividades económicas, además de dificultades para acelerar el crecimiento del conjunto de su economía.
Si bien el comercio, los servicios y las remesas son parte destacada de la dinámica económica regional, son los sectores productivos los que no logran trascender un estado prolongado de estancamiento.
La descripción anterior se refleja en una tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) cochabambino, de 4,4 por ciento en el decenio 2006-2016, menor a la tasa de crecimiento de toda la economía nacional de 4,9 por ciento, en el mismo período. Y también por debajo de los crecimientos de otros departamentos, como La Paz (6,8 por ciento) y Santa Cruz (5 por ciento).
En la gestión 2016, Cochabamba ha repetido su participación en el PIB de los últimos cinco años, alrededor del 15 por ciento, por detrás de los departamentos de Santa Cruz y La Paz.
La brecha con esos dos departamentos se mantiene.
Un dato relevante es que, en la gestión 2016, Cochabamba se ha puesto a la cabeza de los departamentos del país en participación porcentual de la inversión pública, aunque no disponemos de datos específicos de la inversión radicada en la región por parte del sector público.
Los productores de la región
Los avicultores, los lecheros y los porcinocultores (tres de los sectores más importantes de la agropecuaria regional cochabambina) muestran perspectivas inciertas de crecimiento en 2017.
Sus representantes temen que la sequía, que afecta a muchas zonas rurales, también afecte el normal abastecimiento de granos que se cultivan en Santa Cruz.
Desde ya, la Cámara Agropecuaria de Cochabamba (CAC), en sus proyecciones para este año, estima que la cantidad de pollos producidos probablemente repita la cifra registrada en 2016, de aproximadamente 100 millones de unidades.
La producción avícola de Cochabamba es muy dependiente de la agricultura cruceña en el abastecimiento de maíz y soya, insumos básicos para la producción de pollo.
Los productores de porcinos, por su lado, se han convertido en un sector dinámicos de la economía regional. Según los datos del Observador Económico (29/08/17), este sector reportó para 2016 una producción de 12 mil toneladas de carne de cerdo, estimándose una producción similar en 2017.
La producción de porcinos es dependiente en más de los insumos alimenticios provenientes de Santa Cruz en más de un 90 por ciento.
Expectativas de los ciudadanos
Los estudios del Foro Regional acerca de las percepciones de los cochabambinos sobre las oportunidades económicas de la región no son muy auspiciosas.
De acuerdo a los resultados de la encuesta departamental de la serie, las opiniones de los habitantes de las distintas regiones del departamento no difieren sustantivamente entre sí.
Notoriamente, los resultados de las cinco regiones encuestadas se inclinan por la opción “regular”. En todas ellas, la opción “buenas” llega a un tercio de las respuestas, y algo menos en la zona andina.
Ni siquiera en el trópico, que es una zona que podría considerarse favorecida por la coca y por un conjunto de inversiones en infraestructura, las percepciones positivas destacan especialmente.
Aparentemente, la población cochabambina no ve muchas razones para un mayor optimismo, al menos en cuanto a oportunidades de un mayor desarrollo económico.
«Los productores reclaman apoyo y la población es pesimista sobre el crecimiento»
CONCLUSIONES
En una rápida aproximación a la realidad de la economía cochabambina, podría decirse que:
• Las condiciones económicas, políticas e institucionales de los últimos 11 años no han sido especialmente propicias para el despegue de la región y menos aún para la recuperación de la vocación productiva regional.
En el caso particular de Cochabamba, el publicitado modelo económico, social, productivo, comunitario del actual Gobierno no tiene mayores logros que reivindicar, y de ahí también la sensación de estancamiento y frustración que invade a muchos cochabambinos.
• Las oportunidades económicas se concentran en el área metropolitana urbana, donde sobresalen las actividades de comercio, servicio y construcción, pero también matizadas por un contexto de creciente informalidad.
• Las zonas rurales permanecen atrasadas, empobrecidas y cada vez más despobladas, sobre todo en las zonas altiplánicas y del sur del departamento. La región del trópico, por su parte, sigue siendo casi completamente dependiente de la economía de la coca.
• Diversificar su estructura económica, avanzar en procesos de innovación y lograr un crecimiento robusto en un horizonte de más largo plazo, más allá de las oscilaciones temporales, son retos fundamentales del departamento.
Este artículo fue tomado del Informe Nacional de Coyuntura 343, de la Fundación Milenio. «Cochabamba entre la inercia y las bajas expectativas»
13 de septiembre de 2017 –
Fuente: Los Tiempos –
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