La Fundación Milenio es uno de los pocos think tank que existen en Bolivia y publica regularmente el producto de sus reflexiones que tratan sobre diversos temas, uno de ellos la economía. El pasado 26 de agosto presentó su informe sobre la economía de Bolivia de los economistas José Luis Evia y Luis Carlos Jemio. En este artículo trataré de realizar una pequeña reseña del libro, resaltando algunos elementos que nos permitan ver la situación de la economía en nuestro país respecto de 2020 y 2021, años atípicos e irregulares causados por la emergencia sanitaria del covid-19.
De esta manera el informe afirma que el desempeño de la economía en 2020 ha estado determinado por los efectos directos de la pandemia del covid-19 y por las medidas de confinamiento implementadas para su contención. Asimismo, dice que las medidas de confinamiento para controlar la expansión del virus incidieron negativamente en la actividad económica, el empleo y los ingresos de la población.
El informe constata que la actividad económica tuvo una dramática caída en el segundo trimestre del 2020, especialmente en abril y mayo (-26,6% en relación al mismo periodo de 2019). Esto tuvo un efecto notable en la tasa de crecimiento del PIB, que decreció en 2020 en un -8,2%.
Los componentes del PIB por tipo de gasto que más sintieron el remezón de la pandemia fueron las importaciones (-31,4%), las exportaciones (-19,6%), la formación de capital fijo (-17%), el consumo privado (-6,1%) y el consumo del Gobierno (-2,6%). El descenso del consumo privado, con fuerte efecto sobre el PIB, es un resultado de la incertidumbre y de las medidas de restricción a la movilidad aplicadas durante la cuarenta rígida decretada por el gobierno de Jeanine Áñez, de tal modo que “indujeron a los hogares a restringir sus niveles de consumo, concentrándose en satisfacer las necesidades más básicas y urgentes, y posponiendo las decisiones de consumo suntuario, especialmente los de bienes durables, que típicamente tiende a tener un comportamiento cíclico”. Es probable que, en algunos sectores de la población, especialmente los que tienen ingresos fijos, se haya generado un ahorro que bien puede ser canalizado para reactivar la demanda agregada de bienes durables.
Dos datos, además, son interesantes de destacar. El primero, que esta caída generalizada en todos los sectores tuvo una excepción que es la agropecuaria, que durante la cuarentena tuvo un moderado crecimiento. Según el informe, esto se debe a que “al ser el sector agropecuario productor de bienes esenciales de consumo de los hogares, que es el caso de los alimentos, estos no están expuestos a las caídas en la demanda observadas para otro tipo de bienes no esenciales, como son los bienes durables y muchos servicios”.
Dicho esto, ¿cuáles son las perspectivas de la economía para el 2021? Respecto al crecimiento del PIB el informe de Milenio señala un crecimiento positivo en todas las fuentes consultadas: el FMI (optimista) prevé un crecimiento de 5,5% y el Ministerio de Economía y Finanzas de un 4,4%. Estos pronósticos son alentadores, aunque de todos modos la recuperación económica no parece estar al nivel de los años anteriores al estallido de la pandemia.
Un sector en el que el informe toma especial atención es la minería. Desde el 2016 “el valor de la exportación de minerales supera al de la declinante exportación de gas natural”. De tal modo que, otra vez, la minería se constituiría en la columna vertebral de la generación de divisas en el país.
Sin embargo, para lograrlo se hace preciso trabajar en varios aspectos, como establecer mejores condiciones para que la inversión extranjera no solo explote las minas que ya están en operaciones sino que también invierta en la exploración de nuevos yacimientos. El dato de que Bolivia, a nivel de América Latina, solo reciba el 1% de la inversión extranjera directa en minería, mientras que Chile lo hace en el orden del 32% y Perú de 23%, habla claramente de los problemas que a nivel jurídico, político y tributario tiene el país para acoger recursos externos para esta actividad.
En suma, es probable prever que en el presente año la economía boliviana tendrá un moderado crecimiento, empero parece ser un sector poco atendido por un gobierno más concentrado en su agenda política.
PHD. Franz Flores Castro
31 de agosto de 2021
Fuente: Correo del Sur
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