Economía, política, desarrollo sostenible

Coy 440 – Bolivia siente la presión de la caída de precios de los minerales

Una compresible inquietud se percibe en los sectores mineros a raíz de la coyuntura de bajas cotizaciones para varios de los minerales que el país produce. Así, por ejemplo, la caída del precio del zinc se ha agudizado en los últimos dos meses, incluso con un brusco descenso de 8,7 por ciento en una semana. El precio del estaño, por su lado, experimentó un descenso de 21,6 por ciento de marzo a agosto de 2019. Y en cuanto al plomo, la tendencia descendente comenzó en 2018, y ha proseguido este año.

El factor subyacente más importante es sin duda la contracción del mercado chino (que representa alrededor del 55 por ciento del consumo mundial de minerales), cuya economía atraviesa una fase de menor crecimiento y afrontando la incertidumbre de una guerra comercial con Estados Unidos.

El mercado del zinc

La situación del zinc es particularmente preocupante, porque se trata del primero entre los cinco productos minerales que concentran la oferta exportadora de Bolivia. El zinc representa el 37 por ciento de dicha oferta. Ahora bien, a la menor demanda internacional de este producto, se añade un inusitado aumento de la oferta de concentrados, originado en la incorporación de proyectos de gran envergadura como, por ejemplo, la reapertura del proyecto Lady Loretta en Australia o la nueva producción procedente del tratamiento de colas que lleva a cabo New Century en la misma Australia. Notoriamente, la oferta sobrepasa la demanda en el mercado mundial, y esto se refleja en la evolución del precio del zinc, como se aprecia en este gráfico.

Precio del zinc, febrero - agosto de 2019También se debe considerar el fuerte incremento en el costo de tratamiento en las plantas de fundición, incremento que debe ser asumido por los productores. Justamente es la situación que soportan los productores mineros en Bolivia.

Derrumbe del estaño

En las últimas semanas, la cotización del estaño ha caído por debajo de los ocho dólares; un evento que no se veía desde hace mucho tiempo.

Evolución del precio del estaño en la Bolsa de metales de Londres (USD lb)“La caída del estaño nos afecta dramáticamente”, ha reconocido el ministro de Minería César Navarro. La situación que se plantea es pues muy delicada, sobre todo para la minería estatal y para las cooperativas mineras.

La dependencia de COMIBOL de la producción y exportación de estaño es considerable. Huanuni, la mayor explotación minera estatal, es básicamente productora de estaño; el metal que acusa el peor derrumbe de precios (21,6 por ciento, entre marzo y agosto de este año), lo cual previsiblemente va a ahondar las pérdidas que esta mina arrastra por años. Colquiri, la otra mina que administra COMIBOL, es también productora de estaño, aunque también explota zinc, plata y plomo. Los problemas se extienden a la Fundición de Vinto, que tiene una capacidad ociosa de refinación, como consecuencia de una planta sobredimensionada que no consigue abastecerse de la cantidad necesaria de concentrados y redundando, todo ello, en costos de producción más altos.

Asimismo, la caída abrupta de los precios de los minerales, y ante todo del estaño, tiene que plantear dilemas muy serios a las cooperativas minerales, para hacer sostenibles sus operaciones.

Oro y plata marcan otra trayectoria

Una excepción importante se da con los precios del oro y la plata. La cotización del oro mantiene una tendencia moderadamente positiva. La cotización de la plata, por su parte, se recupera una fuerte caída de tres meses atrás. Lo que aparentemente está detrás de este comportamiento diferente de los precios de oro y plata es el aumento de las tasas de interés en los Estados Unidos. Se sabe que cuando esto sucede, los inversores buscan refugio en los metales preciosos.

Precio del oro (USD oz), agosto de 2018 - agosto de 2019Precio de la plata, agosto de 2018 - agosto de 2019

Impactos en el país

El balance general de la volatilidad de los precios internacionales de los minerales tiende a ser negativo, y no únicamente para los sectores mineros sino para toda la economía boliviana. Lo peor es que esto ocurre cuando se acentúa el estancamiento de la producción minera nacional.

Considérese que la minería ha sido uno de sectores con más bajo crecimiento en 2018. De hecho, el PIB minero creció apenas 1,87 por ciento. Y no solo eso: durante los primeros de este año, los volúmenes exportados de zinc, estaño, plomo y oro han seguido registrando caídas significativas.

Así pues, lo que vemos es un retroceso en la actividad productiva minera, reflejado en la caída continua de los volúmenes de exportación (esto se manifestó incluso en los años de recuperación de los precios). Las consecuencias pueden ser más graves ahora, puesto que el retroceso en términos de volúmenes exportados converge con la tendencia a la baja de las cotizaciones.

Las sensaciones pesimistas sobre su futuro de la minería nacional son pues justificadas.

¿Hay un plan de contingencia?

Es conocido que la cotización de los minerales se mueve en forma cíclica. Esto es cierto. También lo es el hecho de que los precios de hoy, aunque disminuidos, se sitúan por encima de los niveles que se vieron en los años 2015 y 2016, y también con relación a una década atrás, cuando la economía mundial sufría la tormenta desatada por la crisis financiera de ese momento.

Con todo, se debe tomar en cuenta que los ciclos anteriores de bajos precios de los metales (y especialmente en los años 2008-2009), se dieron en medio de un vigor sin precedentes de las exportaciones bolivianas, con el Súper Ciclo de las materias primas en pleno auge, y cuando Bolivia se beneficiaba -como nunca antes- del boom de exportación de gas al Brasil (tanto así que el gas se convirtió en nuestro principal producto de exportación, desplazando a la minería).

En el contexto de esos años, la economía boliviana pudo absorber sin grandes dificultades el impacto de la caída de los minerales.

Pero hoy en día el escenario económico es muy diferente. Y básicamente porque confluyen, por un lado, una fuerte caída de las exportaciones de gas natural (30 por ciento, en el primer trimestre de 2019), y por otro, en el caso de los metales, la trayectoria menguante tanto en precios como en volúmenes.

Asistimos, por lo tanto, a un derrumbe simultáneo de las exportaciones de gas y minerales. Y a nadie puede escapársele que el efecto combinado de esta doble caída puede ser de una magnitud considerable.

La pregunta es si el gobierno nacional tiene un plan de medidas para contrarrestar sus consecuencias económicas y sociales.

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