En principio, en el Presupuesto General del Estado 2019 se consignó un déficit de 6,98 por ciento, pero en el último presentado se elevó a 7,8 por ciento, y anunciaron una merma de reservas de 1.000 millones de dólares para esta gestión.
Bolivia tiene el mayor déficit fiscal en Sudamérica, con -8,1 por ciento, seguido por Brasil con -7,1 por ciento, Argentina está con -5 por ciento y Uruguay y Colombia alcanzan a una cifra de -2,9 por ciento, en la pasada gestión, según la Fundación Milenio.
Analistas económicos, José Gabriel Espinoza, Ernesto Bernal y Germán Molina, en su momento señalaron, por separado, que es vital bajar gastos y realizar una inversión inteligente para reducir el déficit fiscal.
Sin embargo, las autoridades mantuvieron el gasto y el déficit subió considerablemente, y este 2019 la situación no cambiará debido a las elecciones generales que se realizarán en octubre, y ante el anunció de aumentar la deuda externa, debido al margen que tiene.
El informe sobre preocupación del déficit fiscal de Fundación Milenio señala que el año 2014 el deterioro fiscal fue evidente por el descenso de precios del petróleo, y Bolivia superó al promedio regional con un -3.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Al parecer, el impacto fue mayor en nuestro país. Esta situación empeoró para el 2015, cuando se sintió plenamente el efecto de la caída de los precios de las materias primas. Bolivia, entonces, llegó a un 6,9 por ciento del PIB de déficit, duplicando el resultado de un año previo, sostiene.
“En cambio, en la región se llegó a un 4,5 por ciento del PIB. Tanto el año 2017 como 2018, Bolivia rompió con la tendencia regional ya que mientras el resto de nuestros vecinos mejoraron su situación fiscal, reduciendo en términos generales sus déficits, nuestro país amplió la cifra, y situándose como el país con el mayor déficit por dos años consecutivos”, apunta.
PAÍSES
El resto de los países tuvieron un déficit menor al 3 por ciento del PIB, siendo el más bajo el de Ecuador con -1,2 por ciento del PIB. Con excepción de Bolivia, Colombia y Paraguay, los países mejoraron su situación fiscal en 2018 respecto a 2017 siendo, nuevamente, Ecuador el más destacado, bajando desde un 4,5 por ciento del PIB al 1,2 por ciento del PIB.
Si se observa el promedio regional, se aprecia que Bolivia siguió la tendencia de la región entre 2006 y 2013 (aunque con una situación algo más favorable), manteniendo saldos positivos en el periodo de bonanza, pero con un descenso importante en 2009, producto del shock externo de los bajos precios del petróleo.
En la región, igualmente, se sintió el efecto y se pasó de un superávit promedio de 1,1 por ciento del PIB en 2008 a un déficit promedio de 1,9 por ciento del PIB en 2009. Los siguientes años hubo una mejoría, aunque en general se mantuvieron los déficits.
PREOCUPANTE
“No puede dejar de preocuparnos lo que sucede con nuestras cuentas fiscales, que en los últimos años fueron descuidadas”, afirma Milenio y sostiene que tener un déficit superior al 3 por ciento del PIB es preocupante, pero además que sea creciente puede convertirse en un factor de riesgo importante.
El contexto nacional, regional e internacional puede desequilibrar la economía, dejando al país en una situación muy desventajosa. Si se observa el presupuesto para 2019, no existe indicio alguno de prudencia fiscal y, al contrario, se busca mantener elevado tanto el gasto como el déficit, este último con el 7.8 por ciento del PIB. Ajustar las cuentas públicas es un imperativo.
SITUACIÓN REGIONAL
Mientras tanto, el último informe del Banco Mundial bajó las estimaciones de crecimiento para Brasil y Argentina, cuyos países compran gas a Bolivia, y de acuerdo a medios internacionales el país carioca estaría al borde de la recesión.
Argentina tienen complicaciones en su economía. El punto más álgido de la crisis argentina fue cuando tuvo que recurrir al FMI para estabilizar su economía y dar confianza a los mercados internacionales, evitando que su moneda pierda más valor.
Aún se encuentran luchando por salir de sus problemas, para lo cual necesitan ajustar las cuentas fiscales.
REDUCEN INGRESO Y AUMENTAN GASTOS
Una revisión rápida puede mostrar el cambio en la tendencia de las cuentas fiscales del país en la última década, no solamente por la disminución de los ingresos sino también por la clara inclinación a mantener un gasto elevado.
En relación con el Producto Interno Bruto, los ingresos totales del sector público llegaron al 39,1 por ciento del PIB en 2006, cuando se tuvo el primer superávit de 4,5 por ciento del PIB. Es interesante observar que ese nivel de ingresos prácticamente se ha repetido en 2018 (38,7 por ciento del PIB), solo que en este año (2018) las cuentas fiscales cerraron con un pronunciado déficit (8,1 %). La diferencia se explica por el nivel del gasto: si en 2006 fue 34,6 por ciento del PIB, en 2018 el gastó creció en 46,8. En el período de 13 años, el nivel de ingresos más alto se registró en 2014, con un 51,4 por ciento del PIB, y aun así el saldo final fue deficitario.
Las empresas públicas, por su lado, llevan varios años arrojando saldos negativos (en 2016 su déficit fue de 3.8 % del PIB), aunque en las gestiones 2017-2018 tuvieron una cierta moderación, por un aumento de sus ingresos (luego de una fuerte caída en los años previos), reflejando la recuperación de los precios de las materias primas. (Fuente Fundación Milenio)
11 de junio de 2019
Fuente: El Diario
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