Las denuncias que surgen sobre las barbaridades que hizo en materia económica el gobierno del cocalero ahora refugiado en Buenos Aires, más que lluvia parecen granizada.
Ha de ser muy bueno cuando se elabore un inventario, pero sobre todo cuando los medios de comunicación hagan el seguimiento a las denuncias y no las dejen marchitarse.
La Fundación Milenio presentó un informe en el que enumera al menos cuatro dificultades que enfrenta la economía boliviana. En primer lugar menciona la tendencia decreciente de los ingresos por impuestos con relación al PIB (IVA, IT e IE). Esto pone en evidencia una de las principales mentiras publicitadas por el gobierno del cocalero. Si la economía realmente hubiese crecido, la única manera que las recaudaciones cayeran sería que: la evasión tributaria hubiera aumentado o el crecimiento real del PIB haya sido menor de lo que señalan las cifras oficiales.
Otra de las mentiras peligrosas para economía es la del gasto creciente. El ascenso de los gastos de capital ha conducido a los déficits globales del TGN (en porcentaje del PIB) en 2017 (3.3 %) y 2018 (4.1 %) estén por encima del registrado en 2014 (2.6 %). Todo esto principalmente por un aumento desmesurado en salarios, transferencias y bienes de capital. Burocracia y subsidios que afectan al cálculo del PIB pero que no representan beneficios a la sostenibilidad de la economía.
Un tercer factor mencionado por Milenio es el retorno al pasado, “Los déficits registrados por el TGN a partir de 2015 implican un retorno a la situación prevaleciente en el periodo 2000-2004”. Sin embargo, considerar que los 14 años de masismo dejaron al país como en el pasado no toma en cuenta que según muchos parámetros económicos la situación es mucho peor. Para demostrar esto, Milenio menciona el tema de la deuda, que agrupa los créditos otorgados a las empresas estatales que serán imposibles de cobrar y un aumento sin precedentes en la deuda externa.
El cuarto factor que menciona Mileno se refiere a las opciones de política fiscal que deben ser implementadas para evitar el colapso de la economía nacional. Las alternativas no serán populares pues en todos los casos significan un ajuste de cinturones para todo el país. Este es el legado más peligroso del MAS en la economía.
Las medidas necesarias para sanear la economía y evitar la venezuelización de Bolivia, serán difíciles, tan difíciles que probablemente el gobierno de transición no quiere ni mencionarlas pero serán una obligación del siguiente gobierno democráticamente elegido.
El legado de irresponsabilidad económica del cocalero afectara al país durante años.
10 de enero de 2020
Fuente: El Diario
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