Debería haber seria preocupación en las autoridades económicas por el hecho de que nuestro país ha superado, ostensiblemente, el monto del déficit fiscal que implica -8,1 por ciento, seguido por Brasil con -7,1 por ciento; Argentina con -5 por ciento y Uruguay y Colombia alcanzan una cifra de -2,9 por ciento en la pasada gestión, según estudios de la Fundación Milenio, cuyos analistas casi normalmente sacan conclusiones que reflejan realidades y que, de alguna manera, podrían ayudar a corregir anomalías que se presentan en el campo económico por razones que cada país conoce. Lamentablemente, no siempre se adopta las medidas necesarias para contar con índices realistas.
Es un hecho que nuestro país no puede soslayar situaciones difíciles que se han presentado por la baja de precios del gas -principal materia prima que exportamos- y, además, porque hemos tenido que disminuir las cantidades comprometidas tanto a la Argentina como al Brasil; sin embargo de esta realidad, en el Presupuesto General de la Nación 2019 se consignó un déficit de 6,98 por ciento, pero en lo último que se ha presentado, ese déficit se elevó a 7,8 por ciento.
El problema radica simplemente en que no hay aceptación de la realidad y se sigue cometiendo el yerro de gastar más cuando se percibe menores ingresos; esta forma de manejar la economía contrasta con lo ocurrido en otros países, que han logrado superar los déficits que confrontaban porque se han atenido a la realidad que vivían. Afirma Milenio: “No puede dejar de preocuparnos lo que sucede con nuestras cuentas fiscales, que en los últimos años fueron descuidadas, porque tener un déficit fiscal superior al 3 por ciento del PIB es preocupante, pero además que sea creciente puede convertirse en un factor de riesgo importante”.
Añaden los estudios: “El contexto nacional, regional e internacional puede desequilibrar la economía dejando al país en una situación muy desventajosa. Si se observa el Presupuesto para 2019, no existe indicio alguno de prudencia fiscal y, al contrario, se busca mantener elevado tanto el gasto como el déficit, éste último con el 7,8 por ciento del PIB. Ajustar las cuentas públicas es imperativo” (ED 11-6-19).
Los resultados de nuestra situación económica son graves y pretender que “son exageraciones” resulta una forma de ingresar en períodos de auto-engaño muy perjudiciales para todos. Lo que corresponde en todo caso es enfrentar la realidad y observar, de hecho, tres caminos: Ahorrar y ser austeros, promover mayor producción y abrir las compuertas de las exportaciones y evitar más gastos, ateniéndonos a lo poco que tenemos y que no hay posibilidad de incrementar. No adoptar medidas serias, drásticas y responsables es conducir al país a una situación que se podría calificar de catastrófica en el futuro.
Finalmente, hay que convenir en que no podemos ni debemos vivir sobre la base de préstamos que elevan los montos de nuestra deuda externa, tampoco utilizar las Reservas Internacionales Netas y seguir con la manía de elevar el déficit sin importar el mañana. Grave responsabilidad hay para encarar el futuro.
5 de julio de 2019
Fuente: El Diario
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