La situación económica del país durante la gestión 2005, puede ser caracterizada como buena, pese a la aguda inestabilidad e incertidumbre política, debido al crecimiento económico que fue superior al crecimiento poblacional, y que ha permitido aumentar el ingreso per cápita, luego de cuatro años de caída. Fue el ambiente económico externo ampliamente favorable para los países exportadores de productos básicos, como el nuestro, el factor que explica este crecimiento, debido a la continuidad en el incremento de los precios de exportación acompañados, en varios casos, de aumentos en los volúmenes exportados. En este contexto, el sector de hidrocarburos, por su alto crecimiento, nuevamente asumió el rol de «locomotora» del resto de la economía, hecho que evidencia que las acciones del pasado estuvieron en la dirección correcta. De otro modo, no hubiera sido posible el crecimiento actual y menos tener esperanza sobre el futuro.
No obstante del crecimiento del nivel de actividad económica, la permanente caída de la inversión, constituye un hecho preocupante que evidencia la falta de sostenibilidad en el crecimiento futuro, aun con un ámbito externo favorable. La recuperación de la inversión constituye una tarea urgente, y esto significa que en la agenda nacional debe primar la agenda económica orientada hacia la vigencia del estado de derecho y la estabilidad jurídica, que permitirán la restauración del clima de confianza y de certidumbre que necesitan los inversores privados.
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