El año 2009, marca una marcado cambio en la situación externa de bonanza económica. La caída de los precios internacionales, significa un cambio drástico en la economía boliviana, puesto que ésta depende principalmente de productos primarios (hidrocarburos, gas y minería).
El balance externo y fiscal bolivianos dependen casi exclusivamente del gas. La economía en general, se mueve bajo la influencia de factores muy volátiles (precios de materias primas). Se ha obviado el hecho de que el sector fiscal atravesará problemas a largo plazo, debido a su excesiva dependencia de los hidrocarburos, y a los compromisos que asume el estado asumiendo una bonanza ficticia.
Todos los factores mencionados, nos dan un panorama poco alentador sobre el futuro económico de Bolivia, ya que son factores fuera del control interno de la propia economía. Y los esfuerzos por intentar gobernar la política monetaria no están dando ningún resultado.
Por último, y como ya se ha mencionado en otros trabajos de Fundación Milenio, Bolivia se hace un país cada vez menos atractivo para la inversión, y peligrosamente más en los sectores en que Bolivia depende particularmente.
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