La economía boliviana se ha beneficiado en los últimos años de un incremento sin precedentes en los precios de las materias primas que exporta. Esto ha tenido importantes repercusiones sobre las variables macroeconómicas; la balanza de pagos, el saldo del sector público, el ingreso, las reservas internacionales, los depósitos bancarios, han mostrado un remarcable desempeño. No obstante, esta bonanza de precios no se ha traducido en mayores inversiones, que hubiesen incrementado la capacidad productiva de la economía, la que ha permanecido prácticamente estancada. La capacidad de producción de hidrocarburos apenas se ha incrementado los últimos años. Luego de la entrada en producción de los importantes proyectos de «San Cristobal» y «San Bartolomé», la producción en el sector minero ha tendido a caer. En el sector agrícola la superficie cultivada ha tendido a estancarse e incluso a reducirse. Esto pone a la economía boliviana en extrema vulnerabilidad, ante una eventual caída en los precios de las exportaciones.
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