Al nivel actual de gasto de las reservas, ha estimado la Fundación Milenio, bajará hasta 1.300 millones en 2022, si se las sigue empleando crecientemente para cubrir el déficit fiscal. El país, que en los 14 años de gobierno de Evo Morales ha reprimarizado su economía, depende en exceso de los volúmenes de venta del gas natural.
Como Brasil ha bajado su demanda de gas, para el país es difícil extraer gasolina de éste, y se debe importar a precios internacionales, para luego venderla internamente a precio subvencionado. Todo ello agrava el déficit. Paradójicamente, la exportación e importación de hidrocarburos en Bolivia está casi en el mismo nivel.
Ello se ha visto demostrado, dramáticamente, en la caída del crecimiento en el país, que de 4,5% el año pasado (por lo menos según el poco fiable INE), es ahora de 3,38%. Todavía sigue siendo elevado, pero la tendencia a la baja es inocultable y se debe, sobre todo, a la reducción del sector gasífero, que se contrajo en 20% en un año.
28 de noviembre de 2019
Fuente: Página Siete