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EL DEBER: Salud en crisis: pacientes esperan hasta un mes por consultas y cirugías

Una investigación de la Fundación Milenio muestra la cruda realidad que enfrentan las personas en busca de asistencia médica. Duermen en la fila y peregrinan por varios días para conseguir una cita. La gente se queja por la saturación

Las largas filas en las puertas de los hospitales públicos, donde los pacientes duermen en busca de atención médica, es una realidad que duele y refleja la precariedad del sistema hospitalario en el país.

Soportar el dolor en la cola es casi una obligación para los pacientes que quieren lograr una ficha para programar una cita que no es inmediata. En Bolivia acceder a consultas con especialistas y a cirugías puede demorar hasta un mes, a pesar de las urgencias.

El estudio La situación social de Bolivia, de la Fundación Milenio, refleja parte del viacrucis de los pacientes en un sistema saturado. Con sondeos realizados en el hospital de Clínicas, en La Paz, la investigación revela que la mayoría de los pacientes habitualmente hace fila desde la madrugada para lograr una atención en consulta externa.

Sin embargo, debido a que los cupos son limitados no siempre consiguen una ficha, por lo que deben volver varios días. Cuando al fin logran una, deben esperar la programación, según los espacios disponibles. Hay especialidades, como psiquiatría, oncología, reumatología, infectología y fisioterapia, en las que la consulta se agenda para dentro de un mes.

Lo mismo ocurre con los pacientes que requieren cirugías. Desde que se tiene la orden de internación hasta que se accede a una cama, puede transcurrir desde diez días hasta un mes. Durante este tiempo los pacientes deben someterse a exámenes de rutina (valoración por cardiología, anestesiología u otros) y laboratorios. Una vez que el paciente se interna, puede permanecer hasta por tres semanas ocupando una cama en espera de la habilitación y asignación del quirófano.

Los enfermos soportan casi resignados esta dura realidad en distintas regiones. Con 72 años acuestas, Carlos Saavedra durmió dos días en las puertas del San Juan de Dios sin conseguir una ficha para traumatología. Ahora debe esperar hasta este lunes, pues, a los problemas de disponibilidad en la consulta, se sumó el paro de salud que afectó la distribución de fichas por dos jornadas.

“Debo volver la próxima semana y lo peor es que no sé cuándo me atenderá el médico. Lindo fuera que a uno lo atendieran ese día o al siguiente, pero eso no ocurre”, dijo Carlos este jueves que se quedó esperando y soportando el dolor de rodilla que lo aqueja.

En el mismo hospital esperaba Constancio Vargas (80), que consiguió agendar una consulta con el traumatólogo para el 18 de diciembre. Sin embargo, no tuvo suerte con las ecografías. “Todo el mundo conoce que la atención no es óptima en los hospitales, pero no se hace nada”, dice Constancio. Agradece que su médico le tiene paciencia y le brinda buen trato.

Los pacientes también padecen en los servicios de emergencias, donde los pasillos se convierten en salas de internación. Los enfermos son atendidos en camillas improvisadas y hasta en sus propias sillas de ruedas. Así sucedió con María Angélica Marca (50), que llegó descompensada al hospital San Juan de Dios. Acudió el miércoles por la noche, pero como no hubo cama para internarla durmió sentada en una silla afuera de la emergencia, sin que nadie la asista. “No sabemos hasta cuándo va a estar así porque no hay dónde internarla”, se lamenta su hija que jamás pensó vivir esta situación.

Otros viven en carne propia las deficiencias que muestra el sistema de salud, pues las referencias que se hacen para acudir a un centro hospitalario son muy burocráticas y tampoco hay coordinación para que sean atendidos de inmediato. Rolando Santigoso (56) fue transferido del hospital Francés al Bajío del Oriente, para que le hagan una reconstrucción en la mano derecha, donde sufrió una cortadura.

Allá le dijeron que no tenían el cirujano que se necesita y que acuda al San Juan de Dios, pero cuando llegó a este hospital le indicaron que debía retornar al Francés para que le hagan nuevamente la documentación y que señale específicamente la transferencia a ese nosocomio. “Necesito una cirugía plástica, porque me tienen que hacer una reconstrucción y me tienen de un lado a otro”, protestó.

Judith Murillo (53), que vive en el barrio 4 de Octubre, en la zona sur de la ciudad, señala que es muy deficiente la asistencia, sean centros de salud u hospitales. “La atención es muy mala, nos mandan de un lado a otro y, cuando le decimos que es emergencia, dicen que uno tiene que esperar o volver”, reclama.

Ella se queja también del personal, que en muchas ocasiones es indolente, pues ni siquiera se compadece ante el dolor y el sufrimiento de la gente que duerme en las puertas de los hospitales por una atención. Se aboca a hacer el mínimo esfuerzo y seguir unas políticas que no siempre están acorde al momento y la emergencia que pasan las personas.

Un sistema deficitario

Según el estudio de la Fundación Milenio, el Sistema Único de Salud (SUS) ha avanzado en el registro de personas para acceder a atención en el sistema público, alcanzando un 89% del universo potencial de 7,7 millones en el país.

Sin embargo, esto no ha ido acompañado de un crecimiento en la oferta hospitalaria ni en la dotación de recursos humanos y tecnológicos. Esto se traduce en los reclamos continuos y el malestar de los pacientes que tienen innumerables dificultades de acceder a consultas externas y servicios hospitalarios, los cuales parecen cada vez más abarrotados y sin posibilidades de otorgar atención oportuna y satisfactoria a la población.

Rocío Rivero, secretaria general del Fesirmes, señala que en Santa Cruz el déficit de recursos humanos alcanza a los 10.000 ítems, ya que el Gobierno no ha venido atendiendo esa necesidad. Justifica que el personal de salud hace lo que puede ante la falta de recursos humanos. Los estándares internacionales indican que para una atención adecuada debe haber 2,5 médicos por cada 1.000 habitantes, pero en Bolivia eso está lejos. Hace una década había 0,5 médicos por cada 1.000 habitantes y, actualmente, el número podría haber subido a 1,2 médicos por cada 1.000 habitantes, según el estudio de la Fundación Milenio.

Las autoridades de la Gobernación y del municipio de la capital cruceña señalan que hacen inversiones en los centros hospitalarios que administran. La secretaria municipal de Salud, Adriana Amelunge, que hizo entrega de medicamentos en el hospital Plan Tres Mil, indicó que se están realizando inversiones en equipamiento e insumos en los centros hospitalarios que dependen del Gobierno Municipal.

El secretario de Salud y Desarrollo Humano de la Gobernación, Edil Toledo, destacó la aprobación del Manual de proceso para la elaboración y aprobación de instrumentos normativos para los establecimientos de salud de tercer nivel. “Es una herramienta que ayudará a mejorar la salud del departamento”, remarcó la autoridad.

11 de diciembre de 2023
Fuente: El Deber

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