La fundación Milenio acaba de presentar su informe sobre la economía de Bolivia para la gestión 2019. El reporte, muy rico en datos y análisis, presenta reflexiones sobre el contexto internacional, las exportaciones, la gestión fiscal, la gestión monetaria, el sistema financiero y las perspectivas macroeconómicas, entre otros asuntos. Pero es el del manejo de las reservas internacionales el que más llama la atención. Según el reporte, elaborado por Luis Carlos Jemio y José Luis Evia, las reservas del país caerán de manera acelerada en los próximos años si no se aplican urgentes medidas de ajuste, entre otras reducir el gasto fiscal e intentar aumentar las exportaciones.
El reporte establece que desde hace años el país experimenta “déficits gemelos”, es decir de balanza comercial (importamos más de lo que exportamos) y fiscal (los gastos del Estado son superiores a sus ingresos).
Para enfrentar ambas situaciones, el Gobierno, dice el reporte, está recurriendo a endeudamiento externo y a la utilización de las reservas. El informe de Milenio, que este año fue presentado en conjunto con la fundación Pazos Kanki, establece que en realidad las autoridades económicas han implantado un plan de “no ajuste”, y de hecho han aumentado el endeudamiento público externo e interno.
Los “déficits gemelos” se deben a la reducción de los precios y volúmenes de las materias primas que exporta Bolivia, especialmente gas, y al hecho que mantener al boliviano sobrevaluado, que reduce la llegada de nuevas divisas. Bolivia es el único país de la región que no ha devaluado su moneda y lo ha hecho con la idea de mantener baja la inflación. Pero ello ha ocasionado un “fetichismo” en el tipo de cambio y cualquier variación al respecto podría generar inseguridad ya que para la ciudadanía el dólar fijo se ha convertido, lamentablemente, en sinónimo de estabilidad.
Desde ese punto de vista ha sido un error que el Gobierno hubiera eliminado la política anterior de mini devaluaciones casi diarias, que iban acorde a la marcha de la economía y no causaban desconfianza de los ciudadanos.
Ante el escenario actual, los autores del texto realizaron diversas proyecciones sobre los precios de gas, minerales y otras exportaciones, además de las importaciones previstas y el uso progresivo de las reservas para financiar el déficit fiscal. Con ello, uno de los escenarios es que las reservas se desplomarían, de los actuales 8.117 millones de dólares a 1.360 millones de dólares para 2022. Otro riesgo es que enfrentemos una crisis por la falta de divisas, algo no ajeno a nuestra historia.
El país vive una “ilusión” de estabilidad, que podría verse afectada tras las elecciones, cuando debamos beber un poco de realidad.
9 de septiembre de 2019
Fuente: Página Siete
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