Orlando Castellón
José Antonio Nogales
Carlos Rocha
José Luis Carvajal
Henry Oporto (editor)
FECHA: julio de 2021
PÁGINAS: 126
Diagnóstico y propuesta. Ese doble propósito ha marcado el quehacer de Fundación Milenio desde sus orígenes, a principios de los años 1990. El impulso inicial provino de un grupo de empresarios bolivianos que estaba preocupado por el rumbo de la democracia y el desarrollo. Se había logrado vencer la crisis inflacionaria con grandes sacrificios, especialmente para aquellos que vivían del gasto fiscal, pero se necesitaba pensar más allá de la coyuntura y tratar de aportar a la formulación de políticas públicas a partir del análisis, de los datos y del debate.
Los diagnósticos tenían, por lo tanto, la función de provocar debates y reflexiones que orientaran la formulación de propuestas.
Si alguien se toma el trabajo de revisar los documentos elaborados en la Fundación Milenio seguramente se sorprendería con la cantidad de iniciativas que han surgido en estos 30 años de historia institucional. Cuestiones relacionadas al sistema jurídico y constitucional, a la gestión pública, al manejo de los recursos naturales y de sus rentas, a la política laboral y la de inversiones, a la educación pública y universitaria y, por supuesto, a todo lo relacionado con la economía: la moneda, las reservas, el gasto público, el comercio exterior y, obviamente, el tema de los impuestos.
El libro que hoy presentamos no es ajeno a esa tradición y deber institucional. Es un diagnóstico detallado y fino del sistema tributario boliviano, a partir del cual se plantean propuestas para mejorarlo.
El equipo que ha trabajado en este libro es de altísimo nivel. Orlando Castellón es economista con especialización en tributación y gestión fiscal, José Antonio Nogales es abogado y también especialista en derecho tributario. Ambos han desempeñado funciones de alta responsabilidad en el Estado, lo que les permite plantear propuestas viables y prácticas, que eviten cambios traumáticos en el sistema público. Por su parte, el abogado Carlos Rocha, ex magistrado de la Corte Suprema de Justicia, no solamente aportó con su experiencia en la resolución de litigios y controversias entre los contribuyentes y el Estado, sino que pudo expresar también las demandas de los contribuyentes, agobiados muchas veces por una normativa que no deja de crecer y enredarse. José Luis Carvajal, que ha sido director del INE, aportó con un manejo masivo y sofisticado de los datos necesarios para el análisis y la reflexión. En distintos momentos el equipo pudo contar con la participación crítica de Carlos Otalora, un especialista en el tema con profundo conocimiento del sistema tributario y su evolución histórica. La coordinación del trabajo y la articulación de ideas y propuestas estuvo a cargo del director de la Fundación, Henry Oporto.
A este excelente equipo debo agradecer el resultado que hoy ponemos a consideración del país, así como su tolerancia para dejarme participar e intervenir en sus debates y reflexiones, a veces de una manera que pudo parecer provocadora pero que era alentada por el deseo de ir algo más lejos en la innovación.
El estudio muestra que el sistema tributario boliviano ha ido perdiendo eficiencia, se ha hecho más difícil de cumplir, y al no poder ampliar la base de contribuyentes, se ha convertido en un mecanismo inequitativo que obstaculiza la creación de empleos y el crecimiento de la economía.
Las propuestas que emergen de ese diagnóstico apuntan a simplificar la estructura impositiva y de recaudaciones de manera que sea más fácil para el contribuyente aportar la cuota que le corresponda y no se vea en riesgo creciente de caer en errores y omisiones que lo ponen, como ahora, en posición vulnerable frente al servicio de impuestos. La simplificación permitiría también ampliar la base tributaria y mejorar la equidad del sistema, como se demuestra acá con proyecciones cuidadosamente elaboradas.
Como la mayor parte de las economías, la boliviana ha sido fuertemente golpeada por la pandemia y las políticas restrictivas al trabajo y la movilidad espacial que se aplicaron para controlarla. Pero además enfrentamos el agotamiento de un periodo de bonanza exportadora que dejó inversiones inconclusas, infraestructura con poco uso, promesas incumplidas y deuda creciente a pesar de haber aumentado (o quizás por ello) las disponibilidades de dinero de una manera inédita en la historia económica republicana. El aparato público es enorme, caro e ineficiente, y mantenerlo puede arrastrar al resto de la economía a una crisis imposible de remontar.
Así como en este libro se hace una propuesta para mejorar el sistema tributario, aumentando recaudaciones sin ahogar al contribuyente, corresponde que desde el Estado surjan propuestas claras y efectivas de reducción del gasto público, racionalizándolo de manera que mejore la calidad de los servicios públicos. Estas son tareas urgentes e ineludibles si queremos reactivar la economía y superar la crisis en un entorno de equidad y armonía.
Roberto Laserna
Presidente Fundación Milenio
