Un análisis de Fundación Milenio considera que la estructura laboral en Bolivia muestra una trayectoria de elevada concentración en ocupaciones no asalariadas y por fuera de la regulación laboral y la seguridad social, y mayormente en unidades económicas familiares y con menos de cuatro trabajadores.
El análisis describe la estructura laboral y los cambios en la participación ocupacional por sector, unidad económica, relación laboral, género y cobertura de la seguridad social, en el período comprendido principalmente entre los años 2005 y 2017.
Ocupación en los sectores económicos
Según Fundación Milenio, el dato más significativo es el desplazamiento de la población ocupada desde el sector agrícola a otros sectores de la economía, y principalmente a las actividades de servicios. Si en 2005 el sector primario acogía al 34,5% del total de la población activa del país, para el año 2017 ese porcentaje se ha reducido al 25,7%. Esta tendencia va de la mano con el ritmo de crecimiento de la población urbana en todos los departamentos del país.
Entretanto, la ocupación en el sector secundario no ha variado mayormente, manteniendo su importancia relativa de alrededor del 11% respecto del total de la población ocupada. El sector que sí muestra un incremento notable es el sector terciario (servicios) que en el lapso de doce años ha pasado de 53,6% (en 2005) a 63,47% en 2017.
Establecimientos económicos
La ocupación por tipo de establecimientos económicos en el país, continúa mostrando un amplio predominio de las unidades familiares, que emplean la mayor parte de la población: 53% de la población total ocupada. En la categorización de la estadística del Estado, este segmento incluye a trabajadores por cuenta propia y trabajadores familiares sin remuneración.
Los establecimientos semi-empresariales (con hasta 4 trabajadores) ocupan al 13%, incluyendo obreros, empleados, patrones y cooperativistas. Por su parte, el segmento empresarial (con más de 4 trabajadores) da empleo al 20% de trabajadores de esas mismas categorías laborales.
En 2005 el 61,5% de la población ocupada tenía empleo en establecimientos de menos de cuatro trabajadores, proporción que subió en 2017 a 66%.
Brecha laboral por sexo
La brecha de participación laboral por sexo se ha mantenido en alrededor del 20% a favor de los varones. En 2017, el 58,3% de las mujeres y el 79,8% de los varones entre 14 y 60 años se hallaban ocupados o buscando trabajo a nivel nacional. La tasa de desempleo también muestra una diferencia significativa por sexo: de 4,7% entre la población femenina y de 3,28% entre la población masculina, entre 14 y 60 años.
Puesto que en Bolivia no existe seguro de desempleo, un indicador complementario para evaluar la calidad de la inserción laboral es el subempleo total. En 2017 este indicador (subempleo) fue de 16,7% para el total de la población ocupada. La diferencia del subempleo entre hombres y mujeres es relevante: en 2017, el 21,7% de las mujeres y el 13% de los hombres estuvieron subempleados.
En este contexto, es importante notar la tendencia de incremento del subempleo a partir del año 2013.
Nivel de educación de la PEA
El nivel de educación de la población económicamente activa (PEA) ha experimentado cierta mejoría. Para el año 2017, la situación es la siguiente: el 4,8% no tiene ninguna educación; el 23,35% solo tiene primaria incompleta; el 20,4% hasta secundaria incompleta; el 21,5% secundaria completa; el 14,1% técnico completo o universitario incompleto; y el 15,8% universitario completo.
Cobertura de la seguridad social
La evolución de la cobertura de la seguridad social de largo y corto plazo y de la recepción de beneficios sociales de la población ocupada, ofrece el siguiente panorama general:
Se observa un incremento en la cobertura de la seguridad de largo plazo (jubilación) tanto para hombres como para mujeres. La cobertura de la población ocupada ha pasado de 12,8% en 2002 a 17,3% en 2006 y a 22,35% en 2017. La cobertura masculina ascendió de 14,8%, a 20,0% y 23,8% en esos mismos años, mientras que la cobertura de la población ocupada femenina subió de 10,3%, a 13,9% y 20,4% en igual periodo.
No obstante el incremento de la población ocupada afiliada a un fondo de pensión, tan solo el 22,4% estaba afiliado a una AFP en 2017. Esto significa que alrededor del 78% de la población ocupada sigue excluida del sistema de jubilación contributiva.
El menor acceso a la jubilación de la población ocupada femenina se percibe en la diferencia del número de jubilados hombres y mujeres. Pese al incremento de las mujeres que se jubilaron desde 2005, éstas no llegaron a superar el 25% del total de jubilaciones en 2015. Cuando se analiza la afiliación a una AFP por categoría ocupacional. En 2017 se observa que 50% de los trabajadores asalariados y el 95% de los trabajadores independientes seguían al margen de la seguridad de largo plazo.
Seguro de salud
En 2002 el 14% de la población ocupada tenía seguro de salud, en 2006 subió a 17,5% y en 2017 a 27%. Esto significa que todavía el 73% de la población ocupada no cuenta con un seguro de salud público o privado. Las mujeres presentan una cobertura superior a los varones.
La cobertura de seguro de salud entre asalariados y no asalariados registra un incremento de afiliados en ambos sectores. En 2017 el 45,1% de los asalariados estaban afiliados a un seguro de salud, 15,1% de los independientes y 13,1% de los trabajadores no remunerados. Sin embargo, el ritmo de incorporación todavía es sumamente lento: para el año 2017 alrededor del 55% de los asalariados, 85% de los independientes y 87% de los trabajadores familiares aún carecen de un seguro de salud público o privado.
Conclusión
La estructura laboral muestra una trayectoria de elevada concentración en ocupaciones no asalariadas y por fuera de la regulación laboral y la seguridad social, y mayormente en unidades económicas familiares y con menos de cuatro trabajadores. De igual manera, y a pesar de la expansión de la cobertura de la seguridad social de corto y largo plazo en el periodo analizado en este artículo, la mayoría de la población ocupada carece de un seguro de salud y de jubilación, sea público o privado, concluye el análisis de Fundación Milenio.
11 de junio de 2018
Fuente: Jornada
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