La historia y economía de Oruro están fuertemente ligadas a la minería. La explotación de sus ricos yacimientos de estaño, wólfram, plata, plomo y otros minerales ha sido el principal motor del departamento, un potencial que se constituye a la vez en su debilidad, por su alta dependencia de la producción de minerales.
“Una consecuencia de esta dependencia es la elevada volatilidad del producto departamental, respondiendo al ciclo de las cotizaciones internacionales”, señala el análisis de la Fundación Milenio sobre la economía de Oruro.
El informe realiza una revisión del comportamiento del PIB orureño, eliminando la actividad de “minerales metálicos y no metálicos”, y el resultado de este ejercicio muestra una reducción considerable de la volatilidad en el desempeño económico de Oruro. “Si bien la tasa de crecimiento para el periodo 2005-2016, en promedio, es menor, la tasa de decrecimiento, registrada en 2012, desaparece”, informa.
Agrega que en 2016, la tasa de crecimiento del PIBorureño fue de 1,3 por ciento; sin embargo, descartando la incidencia minera, el resultado sería superior llegando al 2 por ciento. Así, en los años 2014, 2015 y 2016 la minería sería la causante de la marcada desaceleración del producto departamental, aunque con una leve recuperación en la gestión 2016. Esta desaceleración se manifiesta aún sin tomar en cuenta la minería, pasando de una tasa de 4 por ciento en 2014 a 2 por ciento en 2016.
“La economía nacional atraviesa por una evidente desaceleración, no siendo la excepción Oruro. Por la interrelación existente entre la actividad minera y el resto de las actividades económicas, un menor nivel de exportaciones e ingresos del sector minero, forzosamente se refleja en el desempeño del conjunto de la economía regional. En este contexto, destaca el desempeño del sector de la construcción, que en 2016 creció 7,4 por ciento con respecto a 2015”, dice el informe.
Con relación al desempeño de otros sectores, Milenio destaca que, en 2016, las industrias manufactureras y los servicios comunales crecieron a una tasa superior al 4 por ciento, y ligeramente por delante de los servicios de la administración pública (4,2 por ciento).
“Llama la atención que la administración pública tenga un peso considerable en la economía de Oruro, incluso superior al peso de este sector en la economía del departamento de La Paz, sede de gobierno. Tanto así que en 2015, si no fuera por la contribución de su sector público, la economía orureña se habría contraído (…) Podría pensarse que ello se debió a una mayor inversión pública, pero no ha sido así”, destaca.
El comercio fue el sector más afectado en 2016, con una caída de casi 11 por ciento, cambiando su participación en el total del PIB orureño,pasó del 7,7 por ciento en 2010 a 6,6 por ciento en 2016.
Las exportaciones
Las exportaciones orureñas muestran un estancamiento desde 2011, cuando se registró el valor exportado más alto de 608 millones de dólares: luego de una contracción en 2012. En 2014, se recuperaron hasta llegar a 593 millones de dólares, en gran medida por el aporte de productos no tradicionales,como la quinua.
Los productos mineros siguieron contrayéndose hasta 2016, cuanto llegaron a su valor más bajo desde 2006, con 231 millones de dólares. El descenso en el valor minero entre 2011 y 2016 es de 58,1 por ciento; es decir, más de la mitad en seis años, remarca Milenio.
En 2017, el valor de las exportaciones totalizó 328 millones de dólares, 5,4 por ciento más que en 2016, debido a la recuperación de la minería en 11,7 por ciento, mientras los productos no tradicionales fueron en sentido contrario, bajaron 12,8 por ciento.
De los seis principales productos de exportación, cinco son minerales: estaño, zinc, plata, plomo y oro; la quinua es la excepción.
10 de febrero de 2018
Fuente: Los Tiempos
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