Economía, política, desarrollo sostenible

PÁGINA SIETE: El déficit fiscal de 8,3% en 2018 se aproxima al de 2002

En 2002, el déficit llegó a 8,8% por el gasto corriente, aunque no había buenos ingresos, ni IDH. El Gobierno atribuye la brecha a la inversión, no así al gasto.

El Gobierno programó en el Presupuesto General del Estado 2018 un déficit fiscal de 8,3%. Este porcentaje se aproxima al nivel más alto registrado desde 2002 -ese año fue del 8,8%-, debido al elevado gasto corriente que presentaba ese año el sector público.

La diferencia es que en esa época el país no gozaba de los elevados ingresos producto del boom de precios del petróleo de los últimos años, tampoco se tenía el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH).

El Ejecutivo asegura que la brecha fiscal 2018 no responde a un crecimiento de los gastos, sino a mayor inversión.

Para este año, el Gobierno presupuestó un déficit fiscal de 20.550 millones de bolivianos, equivalente al 7,8% del Producto Interno Bruto (PIB).

Para 2018 el PIB nominal estimado es de 270.406 millones de bolivianos (38.851 millones de dólares) y si el déficit llega a 8,3% del PIB, la diferencia entre ingresos y gastos será de más de 22.000 millones de bolivianos.

En la memoria 2016 del Ministerio de Economía se explica que por las políticas aplicadas del modelo económico social y productivo las cuentas fiscales mostraron un superávit.

Sin embargo, debido al contexto económico internacional desfavorable, con baja de precios de los hidrocarburos y la desaceleración de los socios comerciales, desde 2014 se registraron déficit fiscales controlados.

Por eso es que a pesar de la caída de ingresos del gas y gracias al ahorro proveniente del superávit de gestiones pasadas, se continuó impulsando la inversión pública y financiado políticas de protección social, destaca.

“Con este (2018) serían cinco años consecutivos de déficit fiscal, además creciente, lo que no refleja que sea saludable (como anunció la cartera de Economía)”, explicó el analista económico Armando Álvarez.

El problema es cómo se financia. “Sólo va a pagarse cuando haya superávit fiscal, pero en este momento es improbable, la posibilidad de que los ingresos provenientes de la renta petrolera nunca se recuperen en los niveles de 2013 y 2014”, anotó.

Encima, el Gobierno prevé la emisión de bonos soberanos por 1.000 millones de dólares.

Álvarez opinó que se debe aguardar que se coloquen y las condiciones. “Lo cierto es que los cinco años consecutivos de déficit fiscal demuestran que el país no tiene capacidad de pago”, sostuvo.

Para el economista Alberto Bonadona, el 8,3% que se estima de déficit es manejable.

La bolivianización y el tamaño de la economía son dos factores que se considera fundamentales para que no genere preocupación. “Estamos hablando de un déficit que es elevado, pero hay que considerar que se tiene una economía pequeña. La bolivianización hace que no haya presiones por el tipo de cambio. Bolivia puede aguantar un déficit fiscal de entre 10 y 12%, que todavía puede ser manejable, pero no es lo más aconsejable”, explicó.

El director de la Fundación Milenio, Henry Oporto, advirtió que el déficit de 8,3% que se estima para 2018 confirma que la economía está amenazada por serios desequilibrios externos.

“En 2016 el 30% del déficit ha sido financiado con crédito externo y en un 70% con crédito interno, siendo el Banco Central de Bolivia el principal financiador doméstico”, añadió.

Según Oporto, la brecha se está financiando a costa de quemar Reservas Internacionales Netas (RIN) y para contrarrestar el Gobierno anuncia una nueva emisión de bonos soberanos por 1.000 millones de dólares, pero las condiciones de endeudamiento pueden ser onerosas.

En su criterio es dudoso que se justifique que el déficit se sustenta en mayor inversión, porque la ejecución estatal es baja.

El problema, dijo, es la caída de ingresos por bajos precios y la disminución de la producción de gas por menor demanda.

El economista Carlos Shilink expresó que la brecha se debe a que los gastos se han elevado, hay menores ingresos y la ejecución de inversión es baja.

El gasto en pensiones, que en 2018 llegará a 7.792,9 millones de bolivianos, es una de las cargas elevadas para el Tesoro.

Relación de gastos, ingresos corrientes y de capital en el PGE 2018

Gastos Los recursos corrientes que se proyecta erogar en 2018 suman Bs 121.728,7 millones, 2,1% más que este año, según el proyecto de PGE 2018.
Salarios y otros Los principales gastos son sueldos que alcanzan a Bs 38.844,7 millones y que crecen en 7,6%; bienes y servicios Bs 55.446,8 millones (-0,3%), aportes a seguridad social Bs 5.210,4 millones, 9,9% más; intereses deuda externa Bs 2.659,8 millones, 13,7% más.
Ingresos Los recursos corrientes en 2018 que se proyectan llegan a Bs 132.559,3 millones, 1,5% más que 2017.
Fuentes Entre los ingresos corrientes los de operación de YPFB, ENDE y empresas mineras crecerá 3,8% hasta Bs 51.941,9 millones. Los ingresos tributarios subirán en 0,6% hasta Bs 51.634,6 millones.
Inversión Según el proyecto de PGE 2018, los gastos de capital sólo crecerán en 1,9% y suman 46.652,5 millones, donde la formación bruta de capital fijo llegará a Bs 44.704,9 millones, menos 0,2% que este año.
Análisis Según la Fundación Milenio, si bien el resultado global de las operaciones del sector público dan una imagen de postura de la política fiscal, el resultado primario no petrolero es el indicador más adecuado en economías que dependen de recursos naturales.
Indicador El resultado primario no petrolero registra déficit creciente, pasó de 8,4% en 2011 a 12,3% en 2014. Esto indica debilitamiento de ingresos no petroleros o crecimiento del gasto primario.

3 de diciembre de 2017
Fuente: Página Siete

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