Coy 342 – La evolución del empleo en el país

En los últimos dos años se discute sobre el nivel de desempleo en el país, en procura de determinar si existe un cambio de tendencia. Los organismos internacionales tienen estimaciones diferentes para Bolivia, aunque coinciden en que la tasa más baja de desempleo se registró el año 2012, en la cima de la bonanza económica. Desde entonces, el incremento en el nivel de desempleo se habría iniciado poco antes de la desaceleración que afronta hoy en día la economía boliviana. Según las cifras oficiales, la tasa de desempleo a nivel nacional pasó de un nivel mínimo de 3.2 por ciento en 2012 al 4.4 por ciento en 2015. En la gestión 2016 se redujo al 4.1 por ciento.

De cualquier manera, es sugestivo que el mismo presidente Evo Morales expresara su preocupación por el aumento del desempleo y que, como respuesta, anunciara un Plan Nacional de Empleos. La meta que se ha marcado es llegar a un nivel de 2.7 por ciento de desempleo, aunque no se conoce de ningún respaldo técnico para dicha proyección.

De cualquier manera, tales anuncios confirmarían que la situación de bajo desempleo ha comenzado a revertirse, y que en el horizonte asoma la perspectiva de un desempleo mayor, que es precisamente lo que el gobierno quisiera prevenir o contrarrestar.

El sector privado ha creado más empleo

En lo que hace a la creación de empleo, existen trayectorias hasta cierto punto diferenciadas entre el sector público y el sector privado. Así, en la gestión 2016 la administración pública redujo el empleo en 3.1 por ciento, mientras que el sector privado lo incrementó en 19.7 por ciento. En realidad, desde el año 2010, y en términos relativos, son las empresas privadas las que más personal han contratado, en comparación con la administración pública. Ver gráfico 1.

La diferencia entre ambos sectores se hizo mayor en los últimos tres años. Sin embargo, desde hace aproximadamente una década los datos también muestran una mayor contribución del sector privado a la creación de puestos de trabajo.

En efecto, entre 2006 y 2016 el empleo en el sector privado creció en promedio a una tasa de 7.9 por ciento, habiendo sido los profesionales el grupo ocupacional con mayor incremento con 11.7 por ciento, seguido de los empleados con 8.7 por ciento. Por debajo del promedio quedaron los grupos de gerentes y administradores, otros empleados, obreros y obreros especializados. Ver gráfico 2.

Un hecho positivo es que casi todas las actividades mostraron un mayor nivel de empleo en la última década, con excepción de la fabricación de productos textiles, y también de la producción de madera y fabricación de productos de madera. Esto no es de extrañar ya que ambos sectores se encuentran fuertemente afectados por la competencia de productos extranjeros internados al país de forma legal o ilegal.

En el mismo periodo de tiempo, según orden de importancia, educación para adultos, intermediación financiera, producción de carne y productos cárnicos, comercio y finalmente elaboración de bebidas y productos de tabaco, fueron los rubros que incrementaron su personal a una tasa superior al 10 por ciento.

Empleo y salarios

Cuando se contrastan los datos de los empleos con la información acerca de la evolución de los salarios, se tiene que los más contratados (los profesionales) fueron los de menor incremento salarial, incluso llegando a decrecer en términos reales. Por el contrario, los obreros obtuvieron mayores incrementos salariales pero con menor aumento del empleo.

Lo anterior apenas muestra una faceta de las distorsiones que experimenta el mercado laboral en el país y cuyo resultado es una menor competitividad de las empresas, principalmente en aquellas actividades que requieren de más mano de obra y que compiten con productos importados, como por ejemplo en la manufactura. Por cierto, los constantes incrementos salariales y, en muchos casos, la imposibilidad de ajustar el personal cuando es necesario, inhiben la inversión privada, de la que, en definitiva, depende el crecimiento del empleo.

El empleo en el ámbito público

En el período 2006-2016, el comportamiento laboral en el sector público ha sido también positivo, aunque con una tasa promedio de 5 por ciento, inferior a la del sector privado.

Al contrario de lo que ha ocurrido en el sector privado, en el sector público son los obreros quienes experimentaron el mayor aumento de empleo, con un 28 por ciento. Le sigue en importancia los trabajadores eventuales con 12.6 por ciento, los directivos con 6.8 por ciento y el personal de servicio con 5.2 por ciento. Con las tasas más bajas estuvieron los profesionales y técnicos, y los administrativos. Ver gráfico 3.

Dentro del sector público, el mayor aumento del empleo se dio entre los obreros. Esto, principalmente en la gestión 2008, alcanzando una tasa excepcional superior al 200 por ciento, que coincide con un salto en la contratación de personal en las empresas públicas. También ello explica que en el sector público se hubiera priorizado la contratación de obreros y eventuales (que también fueron los más beneficiados salarialmente) antes que a los profesionales y técnicos.

En efecto, han sido las empresas públicas las de mayor intensidad en la contratación de personal con 14.4 por ciento, en tanto que la administración descentralizada tuvo una tasa del 10 por ciento, la administración central 9.5 por ciento, los gobiernos municipales 8.2 por ciento. Los de menor crecimiento fueron los gobiernos departamentales con 3.1 por ciento y las universidades con 2.7 por ciento.

Sin embargo, como se ha observado en el gráfico 1, esa tendencia ha comenzado a cambiar, y de hecho, en la gestión 2016, el empleo público se redujo; con excepción de los eventuales, todos los demás grupos ocupacionales tuvieron una disminución. Pero esta caída se debería prácticamente en su totalidad a los gobiernos departamentales, que contrajeron el empleo en -8.9 por ciento.

Como se sabe, la caída en los ingresos fiscales afecta en mayor medida a las gobernaciones que, como respuesta, debieron ajustar la contratación de personal. Sin embargo, y a la vista del elevado déficit fiscal, es de esperar que una medida similar tenga que ser adoptada en toda la administración pública, tal como ya se insinúa por los despidos anunciados en lo que va del año 2017.

Las empresas públicas: agencias de empleo

El importante aumento de empleo por parte de las empresas públicas es un asunto que no debe dejarse de lado, considerando que el gobierno gasta una buena parte de sus recursos en ellas. Un ejemplo es YPFB, que ha mantenido una abultada planilla pese a los evidentes problemas financieros que confronta; por cierto, una situación que quita eficiencia a la estatal petrolera y que presiona negativamente en su balance contable. Solo recientemente YPFB ha anunciado recortes de personal, chocando con la fuerte oposición de los trabajadores petroleros sindicalizados.

El resto de las empresas estatales muy probablemente tengan una situación parecida. El Estado creó en 10 años al menos 30 empresas nuevas, con un significativo incremento en los puestos de trabajo. Así, de un total de 793 empleos en 2006, para el conjunto de las empresas públicas, se pasó a 17,646 empleos en 2016; es decir, un crecimiento superior al 2,000 por ciento o, lo que es lo mismo, se multiplicó por 22 en una década.

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