El continuo y acelerado desarrollo económico y productivo que caracterizó a La Paz a lo largo de su historia, así como su peso poblacional, el departamento los fue perdiendo de a poco en los últimos años. Ya no es más el departamento más poblado del país por falta de “oportunidades de desarrollo económico y social” y tampoco es el principal polo industrial y agrícola del país, contrariamente a Santa Cruz, que tomó un fuerte impulso imparable, relegándola casi en todo a un segundo lugar.
Las autoridades paceñas buscan sacar al departamento de esa suerte de recesión y adormecimiento en el que se encuentra sumergido, para que recupere su liderazgo económico, productivo y social. Si bien los últimos indicadores económicos y sociodemográficos muestran una redinamización de su situación en varios aspectos, ésta no alcanzó los niveles necesarios como para ubicarse como primero.
“Desde la gestión 2015, el ingreso per cápita del departamento de La Paz superó el promedio de Bolivia, esto debido tanto a la desaceleración de la economía nacional como al mayor dinamismo de la economía paceña. En 2017, La Paz fue el departamento con el tercer ingreso per cápita más alto del país, con 3.705 dólares, por debajo de Tarija y Oruro”, destaca el informe de la Fundación Milenio “El desempeño económico de La Paz”, difundido el 11 de julio pasado.
Esta mejoría del ingreso per cápita registrada en los dos últimos años, según el reporte, viene de la mano de un desempeño igualmente mejor del producto interno bruto (PIB) paceño, también superior al ritmo de crecimiento del PIB nacional. El año 2015, la tasa de crecimiento del PIB paceño (de 7,8 por ciento), fue la más alta en las últimas tres décadas y, en 2016, pese a que disminuyó, todavía se situó por arriba de la tasa de crecimiento de Bolivia con 5,5 por ciento.
“Una de las razones para que La Paz tuviera una dinámica diferente es, por un lado, su nula relación con la producción y exportación de hidrocarburos y, por otro, su ligazón con la minería y los servicios de la administración pública. Así pues, su crecimiento de 2017 se debió en gran medida a la recuperación de la actividad minera (metálica y no metálica) que subió en 29,5 por ciento respeto a la gestión 2016, hay que recordar que un año antes la actividad minera se había contraído en 0,5 en un contexto de fuerte caída de los precios de los minerales”, señala Milenio.
Entre otros aspectos que dinamizaron la economía paceña, agrega, sobresale la construcción con 8,2 por ciento seguida del comercio con 7,3 por ciento.
Con relación a la balanza comercial de La Paz, el IBCE señala que todo el periodo 2010-2017, La Paz registró déficit, acumulando un total de 9.676 millones de dólares, producto del desbalance comercial. Sus ventas externas alcanzaron su pico máximo en 2014 al bordear los 1.450 millones de dólares, y sus importaciones pasaron los 2.700 millones de dólares en esa misma gestión.
No obstante, el origen de esta recuperación estuvo centrada en los minerales que llegaron a los 748 millones de dólares. La Paz exportó principalmente minerales (oro metálico y joyería de oro), además productos no tradicionales como cueros, maderas y café.
Entre los productos más importados están: teleféricos (10 líneas en total con una inversión de más de 740 millones de dólares), máquinas, diésel y barras de hierro.
16 de julio de 2018
Fuente: La Prensa
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