En los últimos años, Bolivia se ha cerrado a la inversión extranjera y ha apostado por el crecimiento del control estatal y la invasión del llamado “capital corrosivo”. Por ello, urge que la sociedad en su conjunto promueva la apertura a la inversión privada que sea beneficiosa para la nación, asegura el investigador y director de la Fundación Milenio, Henry Oporto.
Él coordinó el estudio “El capital constructivo”, que se presenta este lunes en Cochabamba y sobre el cual conversamos.
– El libro plantea la necesidad de generar condiciones para la inversión extranjera directa, ¿cree que es posible en el mediano plazo?
– La tarea es ineludible, pero compleja. Ciertamente las condiciones políticas hoy en día no son las más favorables, porque tenemos un Gobierno que no cree en la inversión extranjera y sigue pensando que la solución para Bolivia es más empresas públicas, más intervención del Estado, más controles sobre la actividad empresarial, todo lo contrario de lo que el país necesita, que es abrir la economía e integrarse más al mundo, aumentar y diversificar las exportaciones, y en general crear un ambiente de libertad económica que favorezca a la iniciativa privada y a los emprendimientos.
Es decir, la orientación de la estrategia económica que sigue el Gobierno va a contrarruta de las necesidades del país. Esto es una dificultad, pero no implica que la sociedad boliviana no adquiera consciencia de la importancia de atraer inversión, porque es lo único que nos puede llevar a un crecimiento sostenido.
Por eso, en el libro sugerimos la necesidad de articular una coalición amplia de sectores que creen en la necesidad de impulsar la inversión privada nacional y extranjera. Una coalición con profesionales, trabajadores, empresarios, comités cívicos, regiones, en fin. Es una coalición social amplia la que puede adquirir la fuerza necesaria para promover esta agenda y presionar a los actores políticos.
– Se menciona el término capitalismo estatal, ¿qué se entiende por éste?
– La economía que prevalece en los países desarrollados y democráticos es básicamente un capitalismo de mercado, que tiene un alto componente liberal y de protagonismo del sector privado, es decir, es un capitalismo que promueve la iniciativa privada y descansa en la inversión como motor de crecimiento.
Frente a esto está la experiencia de países como China, Rusia, Venezuela, Irán y otros muchos, que son países con regímenes autoritarios. En estos países no hay socialismo ni mucho menos, lo que hay es un capitalismo de Estado, donde el rol estatal es decisivo en el funcionamiento de la economía.
Esto no significa que no haya empresas privadas, sí las hay, pero constituyen un sector privado que ha sido relegado por la intervención del Estado.
En el capitalismo estatal lo esencial es el rol empresarial que juega el Estado. Por eso, en Bolivia se han creado tantas empresas públicas. La mayor parte de éstas no tiene razón de ser y lo demuestra en su fracaso. Su creación es por razones políticas: el Gobierno necesita de estas empresas públicas para dar pega a militantes.
– ¿Cuál la diferencia entre capital corrosivo y capital constructivo?
-La economía boliviana de pronto se ha visto con una notable presencia de empresas chinas, pero no traen inversión directa, son contratistas para obras públicas por condiciones de los préstamos que el Gobierno adquirió con este país.
Estos contratos han sido fuente de corrupción y la actuación de estas empresas en muchos casos viola la ley: no respetan derechos laborales, dañan el medioambiente. A este tipo de características llamamos “capital corrosivo”, porque corroe las instituciones, legalidad y moral pública.
En cambio, hay un “capital constructivo” que respeta la ley, cumple sus obligaciones tributarias, protege los derechos laborales, cuida el medio ambiente, es transparente y apoya a las comunidades donde trabaja. Queremos que este capital aumente y el otro disminuya.
CARACTERÍSTICAS DEL CAPITAL CONSTRUCTIVO
El libro titulado “El capital constructivo” se presentará en Cochabamba este lunes a las 18:00 en la Cámara de Industria, Servicios y Comercio de Cochabamba (El Prado).
El documento señala siete características del capital constructivo: integridad, transparencia y apego a la legalidad; innovación para la productividad; capital humano calificado; red de proveedores locales; sostenibilidad ambiental; apoyo al desarrollo comunitario; salarios dignos y relaciones laborales constructivas.
De acuerdo con el estudio, mientras estas características se cumplan en una mayor medida, mayor será el beneficio que el capital privado o nacional deje en el país. Los siete valores mencionados incluso podrían (o deberían) aplicarse a las empresas públicas para un mejor rendimiento y servicio.
18 de abril de 2022
Fuente: Los Tiempos
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