La economía del departamento de La Paz, pese a tener una tasa de crecimiento superior al 4 por ciento y un bajo nivel de desocupación general, no presenta perspectivas muy positivas: el impacto de la administración pública es menor y más limitado, en tanto que la construcción presenta signos importantes de desaceleración y las exportaciones dependen de las fluctuaciones del oro; la tasa de desempleo sube entre los jóvenes con educación superior y el mercado laboral premia más el trabajo no calificado.
Signos de desaceleración
Después de haber alcanzado un notable 7.8 por ciento en 2015, la economía paceña ha reducido su tasa de crecimiento, situándose en 2018 en 4.5 por ciento, ligeramente por encima del promedio nacional. Tomando un período más largo de 12 años (2006-2018), la economía paceña ha registrado un promedio anual de 5.4 por ciento, superior al 4.9 por ciento nacional (véase el Gráfico 1).
El ingreso per cápita del departamento de La Paz evolucionó de forma favorable pese a los contratiempos de la economía nacional. En 2015, el ingreso per cápita de Bolivia cayó y por primera vez La Paz logró un nivel más alto de ingreso por habitante. De hecho, en 2018 llegó a los US$ 3,926, superior en 6.0 por ciento al registrado en 2017. De esta forma, La Paz pasó a tener el segundo ingreso per cápita más alto en Bolivia, solamente por debajo del de Tarija (US$ 5,689) e incluso superando a Santa Cruz.
Exportaciones: la incidencia del oro
En 2018, el departamento no logró mantener la recuperación de las exportaciones de los años previos. La disminución en el valor exportado por La Paz fue de 26.5 por ciento, una cuarta parte menos del total registrado en 2017, pasando de US$ 1,199 millones a US$ 882 millones.
El principal producto de exportación, el oro, fue responsable de gran parte de esta caída, aunque también el valor del resto de los minerales exportados y los productos no tradicionales bajaron (véase el Gráfico 2). Esto indica que la trayectoria de las exportaciones paceñas depende de los vaivenes de las exportaciones de oro.
Burocracia creciente, minería declinante
La actividad económica de mayor dinamismo fue la administración pública que creció en 6.9 por ciento en 2018 respecto a 2017, en segundo lugar, las industrias manufactureras con 5.7 por ciento y, en tercer lugar, los restaurantes y hoteles con 4.8 por ciento (véase el Gráfico 3).
Pese a tener una menor tasa de crecimiento sectorial, los establecimientos financieros tuvieron una alta incidencia en el producto paceño en 2018, colocándose solo por debajo de la administración pública y superando a las industrias manufactureras. Tanto el año 2015 como 2016, los establecimientos financieros fueron la actividad económica más importante del departamento.
Comparativamente la mayoría de los 11 sectores detallados tuvieron un desempeño más modesto en 2018 respecto al registrado en 2017, con excepción de las industrias manufactureras, los servicios de la administración pública y los establecimientos financieros que lograron mejorar su desempeño. Una de las desaceleraciones más notorias fue la de la construcción que pasó de un 8.2 por ciento en 2017 a 3.3 por ciento en 2018.
Sin embargo, la caída más fuerte fue de la minería (minerales metálicos y no metálicos) que tuvo un cambio drástico, después de crecer en casi 30 por ciento y habiendo sido el sector más importante en 2017, registró una caída en 2018 a -0.3 por ciento. De hecho, el sector que más se ha contraído ha sido la minería, con 0.3 por ciento negativo, lo que tiene mucho que ver con la declinación de los indicadores relativos a la minería del oro.
La construcción pierde dinamismo
La construcción tiene una gran importancia en el departamento de La Paz, no solo por la dinámica que genera sino también por la generación de empleos, siendo una de las actividades que más gente emplea, casi exclusivamente para el género masculino. Este sector, si bien tuvo una recuperación después de contraerse en 2014, el PIB departamental de la construcción se desaceleró en 2018 a un ritmo de 3.3 por ciento, desde un 8.2 por ciento en 2017.
El Alto con costos de construcción más altos que La Paz
El costo de la construcción tanto en la ciudad de La Paz como de El Alto ha presentado un incremento casi ininterrumpido entre 2006 y 2016. El excepcional periodo de bonanza económica que transitó el país trajo aparejado este hecho, encareciéndose en todo el país los distintos tipos de construcción. Sin embargo, en 2017 la tendencia cambió y el costo cayó en ambas ciudades, los mismo sucedió en la gestión 2018 (véase el Gráfico 4).
En este contexto, llama la atención la diferencia producida en el índice de las dos ciudades, que hasta 2009 presentaban valores similares, pero insinuando desde 2010 una brecha más pronunciada que da cuenta del mayor encarecimiento de la construcción en la urbe alteña en comparación con La Paz.
Considerando los insumos para la construcción, en La Paz es el factor remuneración el que más creció entre 2006 y 2016, habiendo alcanzado un índice de 189.3 por ciento superior; los materiales y otros insumos que también se encarecieron con un promedio menor de 30 por ciento. Sin embargo, entre 2017 y 2018 el factor de remuneración tendió a caer, lo que explica en gran medida la caída en el costo de construcción en los últimos dos años (véase el Gráfico 5).
Una Situación similar se ha dado en El Alto, con la diferencia de que los costos de otros insumos y materiales de construcción experimentaron un mayor encarecimiento en comparación con la evolución de los costos en la ciudad de La Paz. Así y todo, la remuneración se posiciona como el insumo con mayor incidencia en el costo de la construcción (véase el Gráfico 6).
Observando este gráfico, se puede advertir un fenómeno interesante: una década atrás (2009), se registró una fuerte caída en los precios de los materiales de construcción, mientras que las remuneraciones iniciaban una escalada que ha perdurado por varios años, adquiriendo una incidencia central en el costo total de la construcción, aunque con tendencia a moderarse últimamente.
Es evidente que el continuo incremento en el costo de la mano de obra se debió a una mayor demanda de ésta, impulsada por la expansión de la construcción en las ciudades del país. Una parte importante de los ingresos, tanto públicos como privados, se destinó a la construcción de obras de diversa envergadura, así como de edificios de comercio y para vivienda. Pero la reciente desaceleración de la economía nacional, viene ya afectando al sector de la construcción No es, pues, de extrañar (según lo muestra la encuesta de empleo) que durante los últimos trimestres de 2017 y 2018 el número total de personas ocupadas en la construcción hubiese disminuido de manera consecutiva.
El mercado laboral demanda trabajo menos calificado
La economía paceña durante el último trimestre de 2018 registró una tasa de desempleo, en el área urbana, de 3.4 por ciento siendo una de las más bajas, situándose por debajo del promedio nacional de 4.3 por ciento. Una característica importante en el departamento es que en 2018 la tasa de desempleo femenino fue de 3.2 por ciento, inferior al 3.5 por ciento de los varones (ver gráfico 7), por lo que se entiende que en promedio las mujeres tuvieron menos dificultades en conseguir un empleo, concentrándose mayormente en las actividades comerciales que se caracterizan por la informalidad.
Si bien en promedio el nivel de desempleo en el área urbana paceña para 2018 fue bajo, no todas las personas tuvieron la misma oportunidad de encontrar empleo. Por ejemplo, aquellos individuos con un nivel educativo más bajo, que solo cursaron primaria tuvieron menos problemas en encontrar empleo con una tasa de 1.7 por ciento; sin embargo, aquellos que contaban con educación superior tuvieron mayores dificultades ya que la tasa de desempleo subió a 4.7 por ciento (en el caso de las mujeres este fenómeno es más marcado).
Así pues, una mayor cantidad de años de estudios no garantiza una inserción laboral más rápida. De hecho, más del 50 por ciento de la población desempleada en el área urbana de La Paz, al cuarto trimestre de 2018 contaba con educación superior. Esto también puede tomarse como una señal del mercado laboral paceño, con una mayor demanda de trabajos menos calificados.