A momentos de cumplir 208 aniversario de su gesta libertaria, los analistas económicos resaltan que pese al enfriamiento de la economía es el departamento más diversificado y de mayor pujanza de Bolivia.
En menos de 70 años, de ser la región más postergada del país, Santa Cruz es hoy, cuando cumple 208 aniversario de su gesta libertaria, el departamento con índices positivos en términos de diversificación de su economía, la pujanza de sus habitantes y el motor de desarrollo de Bolivia, cuyo aporte al Producto Interno Bruto (PIB) supera los $us 10.000 millones y representa casi un tercio de nuestra economía con un 28,7%.
Según el reciente reporte del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) cerca del 50% del PIB de Santa Cruz se refiere al sector terciario de la economía. La actividad agropecuaria y agroindustrial engloban en conjunto la principal actividad económica del departamento.
José Alberti, expresidente del Colegio de Economistas de Santa Cruz, asegura que los indicadores positivos muestran que casi un tercio de toda la producción es generada desde Santa Cruz.
«Definitivamente Santa Cruz es el centro económico y financiero del país. Dado el potencial de la economía cruceña y su ritmo acelerado de crecimiento, hacia el 2050 Santa Cruz podría representar el 40% de economía nacional», argumenta.
Pese a la desaceleración. El análisis de la Fundación Milenio, bajo el rótulo de «Santa Cruz, entre luces y sombras», señala que en el escenario de debilitamiento de la economía boliviana, de los últimos años, esta región del país mantuvo a tasas elevadas de crecimiento económico del PIB, con un 6,6% en 2016 y de 6.7% en 2017. «Es un crecimiento muy por encima del crecimiento promedio del conjunto de la economía nacional. Así y todo, este desempeño dista mucho de las tasas excepcionales de los años 2012 y 2013, cuando la economía cruceña alcanzó tasas de 8.5% y 7.1%», refiere.
Para el economista Roberto Laserna, no es casualidad que el mayor dinamismo económico ocurra en el departamento que está, al mismo tiempo, más lejos del poder centralista y más cerca de los mercados externos.
«Los cruceños sufren menos los obstáculos de un estado que interviene y obstaculiza y pueden aprovechar mejor las oportunidades de su mercado y de los mercados vecinos», señala el experto.
El IBCE remarca la aventajada economía de Santa Cruz al reflejar que el 2017 el ingreso percápita de un cruceño al año fue de $us 3.442 al año. En cambio, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), entre 1994 y 2005, el promedio del PIB per cápita fue de 961 dólares y que en los 12 años de su Gobierno, la cifra se triplicó. El promedio en este período fue de 2.392 dólares. En tanto el 2017, alcanzó los $us 3.393.
Gary Rodríguez, gerente general del IBCE, enfatiza que definitivamente Santa Cruz es el baluarte de la economía no solamente por el aporte 29% de la región al PIB nacional, sino porque la tasa de crecimiento de la regional desde el año 2012 siempre fue por encima de los índices nacionales. «Además, Santa Cruz tiene una economía diversificada, pese a que gran parte de su estructura tiene que ver con la actividad agropecuaria y la industria manufactura, lo que reluce es el efecto multiplicador de esas iniciativas con un futuro vasto y promisorio», aseguró.
El modelo que diferencia. Según Alberti, el desarrollo económico y social de la Santa Cruz de hoy, tiene sus orígenes entre la década del ’50 y ’70. Las ideas y las Instituciones que se forjaron en estos periodos fueron las que sentaron las bases del desarrollo cruceño del presente.
Asimismo, la naturaleza de la visión progresista, libertaria y de autodeterminación de Santa Cruz tiene como punto de partida el espíritu y el pensamiento de sus próceres: Ñuflo de Chávez, Ignacio Warnes y Diego de Mendoza. Reafirmado por sus intelectuales del ayer y de hoy. «Por ejemplo, aquellos cruceños que escribieron el Memorándum de 1904 visualizando la Santa Cruz que hoy gozamos», precisa en su análisis Alberti.
Por su parte, la Fundación Milenio resalta que en 2017, la actividad regional más importante y dinámica fue la de hidrocarburos (petróleo crudo y gas natural), llegando a representar el 37.4% del PIB cruceño.
Le ha seguido en importancia la agricultura, silvicultura, caza y pesca, con una participación de casi 11% en el PIB departamental, y en menor medida la construcción, cuyo aporte al producto departamental ha sido de 7%, muy por debajo del 21.8% del año 2016. Con ello se pone de manifiesto la fuerte desaceleración que sufre este sector.
«Un caso notable de decrecimiento es el de la minería (-49%), en marcado contraste con el resto de sectores de la economía regional, que han exhibido valores positivos», complementa.
Pese a la diversificación. La Fundación Milenio hace también en su análisis una reflexión. No obstante de que la economía cruceña se distingue de otras economías regionales por un relativo mayor grado de diversificación productiva, todavía mantiene un nivel considerablemente elevado de dependencia de la actividad petrolera.
«Esto se puede apreciar claramente entre la diferencia de valores del PIB departamental con y sin hidrocarburos», enfatiza.
La fuerte incidencia de los hidrocarburos en la economía cruceña, durante los últimos dos años, se explica por los incrementos en la producción tanto de gas natural (33.5%) como de líquidos (57.3%), registrados en 2017 con respecto de 2016.
De hecho, Santa Cruz en el único departamento que ha conseguido incrementar su producción hidrocarburífera, mientras que Cochabamba, Chuquisaca y Tarija, mostraban continuos descensos de producción. «De este modo, este departamento se consolida como el segundo productor de hidrocarburos en el país y tan solo por detrás de Tarija», refiere.
Una iniciativa propia. Consultado los expertos en el tema, sobre qué debe hacer el Estado a través del Gobierno central para que la región más pujante del país no se detenga, todos coincidieron en que haya mayores garantías en términos de exportación, condiciones para las inversiones y emprendimientos nuevos y seguridad jurídica en todo contexto del aparato productor de la región.
«El Estado lo que debe hacer con Santa Cruz y el país, es en primer lugar dar seguridad jurídica a la inversión, en segundo lugar, garantizar mercados que en el interno no hayan distorsiones por el Estado con la fijación de precios y la competencia desleal a causa del contrabando. Y en tercer lugar tienen que ver con políticas públicas orientadas a dejar hacer inversión a la iniciativa privada grande, mediana y chica», precisa Rodríguez.
Por su parte, Laserna señala que solo puede haber pujanza económica donde las circunstancias permiten que la gente reciba los beneficios de su esfuerzo.
En ese contexto, una política del Gobierno que sigue siendo esquiva a brindar condiciones favorables a las inversiones, deja en la incertidumbre y sola la pujanza de Santa Cruz.
El liderazgo tiene que ver con mayores empresas
Panorama. El reciente reporte de Fundempresa, con datos de registro al mes de agosto, informa que el 2018 se inscribieron 20.637 empresas a nivel nacional, de las cuales 6.655 empresas se encuentran en el departamento de Santa Cruz.
Según el Registro de Comercio entre enero y agosto de la presente gestión, representa el 67% comparado con similar periodo de la gestión 2017, cuando se inscribieron 5.837 empresas.
variables. De enero a agosto del presente año en el departamento de Santa Cruz se registró un crecimiento del 84% en el registro de Empresas Unipersonales, mientras las de Sociedad de Responsabilidad Limitada obtuvieron un 15% de crecimiento.
En las inscripciones de este periodo, del total de empresas inscritas en Santa Cruz, hasta el mes de agosto 2.742 que se dedicaban a la venta por mayor y menor reparación de vehículos automotores y motocicletas con un crecimiento de 100%, 618 se dedicaban a servicios profesionales y técnicos con un crecimiento del 58% y 519 empresas se dedican a la industria manufacturera con un crecimiento de 3% en comparación a la gestión anterior.
Punto de vista
‘El Estado debe apoyar la agenda productiva’
Carlos Schlink
Economista
“De acuerdo a los datos de crecimiento del INE del 2017 (4.2%), Bolivia ha sufrido un debilitamiento al tener tasas de crecimiento menor a las alcanzadas el 2013 (6.8), sin embargo, Santa Cruz en los últimos años ha tenido un crecimiento muy por encima del promedio nacional (6.7%) lo que ratifica el papel de locomotora que juega la economía cruceña, además de aportar con el 31% del PIB nacional. Ante este panorama, el Estado debe sacarse la venda de los ojos y trabajar con Santa Cruz, primeramente reconociendo el rol protagónico que tiene este departamento y reforzando sus principales potencialidades como es la Promoción de la transformación productiva y el desarrollo económico local buscando la convergencia de lo popular local con la modernidad globalizada.
Concretar un nuevo régimen económico financiero, que permita a los gobiernos regionales recuperar los fondos para cumplir con autonomía sus competencias, en especial las referidas a educación, salud y seguridad ciudadana.
Se debe insistir en una distribución equitativa de los recursos económicos entre el Gobierno central y las Entidades Territoriales Autónomas (Gobernaciones, Municipios y Universidades). Posicionar competitivamente a Santa Cruz en el contexto de ciudades del Cono Sur. Apoyo a la economía popular, en especial a jóvenes en capacitación, tecnología, financiamiento, gestión y mercadeo.
Apoyo a la agenda productiva empresarial en su búsqueda de competitividad, innovación, tecnología y emprendurismo, buscando los medios para ampliar estos conceptos al resto de la sociedad y eliminando normas burocráticas, estatistas y centralistas que frenan la actividad económica.
Es importante generar confianza al sector empresarial productivo para que aumenten la producción y la productividad de los pequeños y medianos productores, con el apoyo de los tres niveles de gobierno: Estado central, los gobiernos departamentales y los municipios”.
24 de septiembre de 2018
Fuente: El Día
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