La fundación señala que el financiamiento del déficit tiene efectos contractivos. Alerta sobre el bajo nivel de las RIN, que afecta la estabilidad económica.
La Fundación Milenio observa una débil reactivación de la economía y advierte riesgos por el creciente déficit fiscal y la caída y bajo nivel de las reservas internacionales netas (RIN).
En su informe sobre la economía boliviana presentado la noche del jueves, la fundación da cuenta que la pandemia de coronavirus ha deprimido extraordinariamente la actividad económica general porque se contrajeron el consumo y la inversión.
Todo ello ha generado múltiples perjuicios a las empresas, los negocios y los proyectos emprendedores (muchos, simplemente cerraron), lo que podría poner en peligro el repago de las deudas a los bancos, aún con los programas de reprogramación de pagos y el “periodo de gracia” otorgado a los prestatarios.
Solamente cuando éstos deban comenzar a pagar nuevamente sus cuotas se conocerá el impacto efectivo sobre la cartera y es probable que el impacto sobre la mora sea significativo.
“Con este telón de fondo, no sorprende que el ritmo de la reactivación se muestre débil, insuficiente y con fuertes contrastes entre los distintos sectores económicos”, precisa.
Según el informe con las proyecciones de crecimiento de este año 4,4% y con tasas más bajas para 2022 y 2023, a la economía boliviana le tomará tiempo reponer su nivel de producción de antes de la crisis.
Las estimaciones preliminares indican un decrecimiento de la economía en el 2020 de 8,2%.
De esa manera el PIB habría caído a 37.816 millones de dólares, es decir 2.785 millones de dólares menos respecto a 2019.
Si este año el crecimiento fuera del 4,4% como proyecta el Ministerio de Economía, el PIB subiría a 39.479 millones de dólares, expansión aún inferior en 1.112 millones de dólares con respecto a 2019. “Esto significa que la economía boliviana, este año, repuntando a una tasa de 4,5% (incluso a una tasa de 5%) no conseguiría recuperar el valor de la producción de 2019”, añade.
Milenio sostiene que aún existen riesgos como un rebrote de la pandemia o también shocks externos o internos que pueden frenar el crecimiento esperado.
En 2020 el déficit fiscal alcanzó su mayor nivel con un valor de 4.676 millones de dólares, un 57,2% más que en 2009 y que tuvo que ver con una caída de 20% de los ingresos, frente a una caída del 7,8% de los gastos totales. Para este año, el Ministerio de Economía proyecta un déficit fiscal de 9,7% del PIB.
Este déficit ha sido cubierto con crédito externo y el endeudamiento interno. Este último, comprende tanto el crédito del Banco Central (que incrementa la oferta monetaria) como la colocación de deuda en los mercados locales.
“El financiamiento del déficit fiscal tiene un efecto contractivo para la actividad económica, lo que frena la recuperación. La solución a mediano plazo pasa por la corrección, el aplazamiento de esta tarea probablemente sea a un costo cada vez mayor”, indica Milenio.
El informe alerta sobre el bajo nivel actual de las reservas, especialmente en su componente de divisas, es una fuente de vulnerabilidad para la estabilidad económica y financiera, ante cualquier shock productivo, monetario o de expectativas.
De hecho, las reservas internacionales, como medio de financiamiento del déficit fiscal, se están cerrando rápidamente, complementa Milenio.
Preocupa el sector externo y urge reducir el aparato público
Preocupa el sector externo por el descenso de las reservas internacionales netas (RIN) y urge disminuir el aparato publico y asumir medidas, señalaron los economistas Jacques Trigo y Gabriel Loza.
“Preocupa el sector externo, las RIN caen a un ritmo acelerado de 1.700 millones de dólares en tres años y sólo en 2021 cayeron 425 millones de dólares. La pregunta es ¿cuál es límite y a dónde vamos a llegar, a una devaluación, el Gobierno flexibilizará el tipo de cambio y qué pasará con agentes económicos?”, indicó Trigo.
También observó la falta de acceso a crédito en la banca y el estancamiento de depósitos y sugirió al Gobierno apuntalar la reactivación con la liberación de exportaciones y el impulso a la inversión. Recomendó disminuir la cantidad de funcionarios públicos.
El expresidente del Banco Central de Bolivia (BCB) Gabriel Loza señaló que la desinversión es una llamada de atención sobre las políticas que se necesitan para atraer inversión. “Hay que hacer seguimiento a las RIN, hay preocupación por la tendencia, al igual que a la deuda externa. Preocupa la reacción del sector financiero comparado con junio hay mejora en depósitos y cartera, pero respecto a diciembre estancamiento”, dijo.
28 de agosto de 2021
Fuente: Página Siete
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