La Fundación Milenio cuestionó que el Presupuesto General del Estado (PGE) 2023 eleve el gasto corriente en 7,1 por ciento y el gasto de capital en 0,8 por ciento, sin contar con los ingresos necesarios para ello, lo cual implicará también un aumento de la deuda pública total.
«El Gobierno, en vez de ajustar el gasto corriente como sería lógico, opta por mantener un nivel de gasto total exorbitante», señala un informe publicado ayer y titulado «Un presupuesto desprolijo y atrapado en el clientelismo».
El mismo añade que aun con mayores ingresos corrientes se caerá en un nuevo déficit fiscal por décimo año consecutivo (calculado en 7,49 por ciento), «que deberá ser financiado con recursos de crédito externo y crédito interno».
Uno de los gastos más importantes del país es el de sueldos y salarios, que más beneficios sociales y pago a la seguridad social alcanzarían los 53.572 millones de bolivianos, según el informe de Fundación Milenio.
Sin embargo, la recaudación tributaria (más los impuestos a los hidrocarburos) suman apenas 53.557 millones. «Así pues, todo lo recaudado en impuestos no cubre la planilla de la burocracia estatal», añade el documento.
El Ministerio de Economía enfatizó que el aumento del presupuesto para salarios se debe principalmente al incremento salarial otorgado al sector salud y educación a principios de este año, así como la creación de 6.140 nuevos ítems para ambos grupos. Asimismo, mencionó que sólo el 2,5 por ciento de este presupuesto es para el Órgano Ejecutivo.
Por otro lado, el doctor en Economía Antonio Saravia destacó que el presupuesto para el gasto corriente subió de 57 por ciento (en 2022) a un 59,2 por ciento para el presupuesto de 2023. Un 16,1 por ciento a gastos de capital y un 24,7 por ciento a otros usos como el pago de la deuda pública, destacó el experto en un artículo publicado en Brújula Digital.
Saravia anotó que, mientras buena parte del gasto corriente va a pagar sueldos y salarios, el grueso del gasto de capital «va a las 70 empresas públicas que en su gran mayoría son deficitarias e ineficientes”.
“La inversión pública es otro grifo abierto por donde se nos va la plata a borbotones», dijo.
Debido a la falta de recursos para cubrir estos gastos, el 40 por ciento de los ingresos presupuestados para 2023 proviene de financiamiento o deuda, apuntó el economista.
Milenio concluyó: «Tales problemas hacen imperiosa una política de disciplina y responsabilidad fiscal», así como el fomento a la inversión privada. Sin embargo, el PGE 2023 parece ir en la dirección contraria.
El presupuesto llega al 83% del PIB
El presupuesto consolidado para 2023, igual a 243.950 millones de bolivianos, representa aproximadamente un 83 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), indicó el doctor en Economía Antonio Saravia.
Esta cifra contrasta con lo que ocurre en otros países como Estados Unidos, donde su presupuesto representa el 30 por ciento de su PIB, Chile (25 por ciento) o Paraguay ( 40 por ciento.
«Gastarse, por lo tanto, 83 por ciento del PIB es una brutalidad por donde se lo mire. Y esto por supuesto viene de más deuda y deuda», señaló Saravia.
El Gobierno proyectó para el próximo año un crecimiento del PIB de 4,86 por ciento.
6 de diciembre de 2022
Fuente: Los Tiempos