La Fundación Milenio estima que se perdieron 1.022.249 empleos de forma acumulada con base en datos de Fundempresa, el SIN y la encuesta de empleo del INE.
Trabajadores llegan al 1 de mayo en medio de la peor crisis económica provocada por la pandemia y con la tasa de desocupación más alta de los últimos años que a febrero alcanza el 8,93%, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
En julio del año pasado, en el momento más duro de la crisis sanitaria y de la cuarentena, los niveles de desempleo treparon a una tasa del 11,56%, pero se cerró el año 2020 con un 8,39% de desempleo, 0,54 puntos menos que la tasa registrada hasta febrero.
Las cifras del INE dan cuenta que en diciembre de 2019 había 192.721 desocupados, ese número se disparó a 419.702 en julio de 2020 y bajó a 345.336 en diciembre. En febrero de este año las personas sin empleo suman 379.490 (ver gráfica).
La Fundación Milenio estima que se perdieron 1.022.249 empleos de forma acumulada en el año con base en datos de “Fundempresa, el padrón de contribuyentes del Servicio de Impuestos Nacionales, la encuesta continua de empleo del INE, que registra una población ocupada de 5.856.606, y la encuesta a las micro y pequeñas empresas en los rubros de industria, comercio y servicios”.
La institución también cruzó la información de las Unidades Económicas Campesinas del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, que registra aproximadamente 788 mil unidades económicas campesinas, dos encuestas nacionales de organizaciones de la empresa privada.
El sector de servicios fue el más afectado por la pérdida de 295 mil empleos, seguido de comercio 224 mil, manufactura 162 mil, restaurantes y hoteles 160 mil, indica Milenio.
“Estas tasas de desempleo reflejan niveles históricos y dan una idea de la magnitud de la caída de la actividad económica ocasionada por la pandemia y la suspensión obligada de fábricas, negocios y otras operaciones comerciales y de servicios”, señala el análisis de Milenio.
Deterioro
Según Bruno Rojas, del Cedla, la situación laboral actual de los trabajadores en Bolivia es muy crítica porque la calidad de sus empleos sufrió mayor deterioro y porque miles se quedaron sin fuentes de trabajo e ingresos.
Con la crisis económica se profundizó la desocupación con un mayor deterioro de la calidad de los empleos. Ya antes de la pandemia, ocho de cada 10 asalariados en el área urbana tenían empleos precarios, de los cuales seis tenían empleos precarios extremos; con la pandemia, esta situación empeoró, lamentó.
_El año 2020 fue el peor en el desempleo urbano, que registró las tasas más elevadas de las dos últimas décadas, afectando a miles de trabajadores que quedaron sin empleos y sin posibilidades de encontrar una fuente de ocupación. Antes de la pandemia, “cerca del 50% de las personas ocupadas estaban trabajando como asalariadas; con la pandemia, este porcentaje en el año 2020, bajó a 42%, indicador que revela el impacto de la crisis económica entre los asalariados”, indicó Rojas.
La crisis también impactó en los salarios. “A muchos no les pagaron sueldos por varios meses, les pagaron parcialmente o en cuotas, o les disminuyeron sus haberes, empeorando con ello la ya crítica situación de sus ingresos. Entre los años 2019 y 2020 no hubo incremento salarial, lo que habría ahondado la pérdida de la capacidad adquisitiva de los salarios”, agregó Rojas.
Los aportes de los trabajadores a las AFP quedaron en suspenso, en muchos casos no se pagaron y por varios meses. Los pagos a los seguros de salud también quedaron postergados, al igual que los subsidios de lactancia, bonos y otros beneficios.
Para Beatriz Muriel, directora de Inesad, la situación laboral de los trabajadores se venía deteriorando desde 2014, pero con la crisis sanitaria esto se agudizó, con un mayor desempleo, subempleo, informalidad y menores ingresos laborales reales.
Señaló que los trabajadores formales son los que han tenido una mayor protección contra la caída de la producción y ventas, por contar con contratos laborales permanentes; mientras que los informales han sufrido una fuerte volatilidad en sus ingresos.
Añadió que las tasas de desempleo son más altas en la población femenina, calificada y joven. “Esto parece responder a varios factores. En el caso de las mujeres, es posible que los roles familiares por género, donde los hombres tienen mayores obligaciones en la generación de ingresos para la familia y las mujeres en el cuidado del hogar, implique que ellas estén menos presionadas en el afán de encontrar empleo”, puntualizó.
Sin embargo, también priman las mayores dificultades de contar con empleos, sobre todo formales, por los temas de embarazo y segregación ocupacional.
Jóvenes sin trabajo
Rodolfo Eróstegui, experto en temas laborales, dijo que con la crisis uno de los grupos más afectados ha sido el de los jóvenes.
Anualmente ingresan al mercado de trabajo unos 160 mil jóvenes. De éstos sólo el 40% lograba antes encontrar un puesto de trabajo asalariado, los demás se incorporaban al sector informal. “El año 2020 prácticamente no fueron convocados a ningún puesto de trabajo. Algunos ingresaron a trabajar para reemplazar a los trabajadores más ‘caros’. Por ello ahora más de 120 mil jóvenes realizan actividades informales”, advirtió.
1 de mayo de 2021
Fuente: Página Siete