Economía, política, desarrollo sostenible

Coy 338 – La economía paceña en cifras

El departamento de La Paz ha mantenido características contradictorias en su desempeño económico reciente. Según se detalla en el reporte del Instituto Nacional de Estadística, la tasa de desempleo urbana (población desocupada) al primer trimestre de 2017 llega a 5.0 por ciento, casi un punto por encima del 4.1 por ciento de la tasa de desempleo en todo el país, al tercer trimestre de 2016. Asimismo, en la publicación del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas se observa que las ventas y servicios facturados en 2016, tanto de restaurantes como de supermercados, crecieron en 3.2 por ciento y 6.7 por ciento, respectivamente, su tasa más baja desde 2006.

El nivel de desempleo y un menor crecimiento de la facturación en restaurantes y supermercados son indicadores de desaceleración de la economía paceña. Sin embargo, los datos del producto departamental muestran una faceta distinta.

Mejoran el ingreso y el PIB departamental

En efecto, uno de los hechos más destacables es el incremento del ingreso per cápita medido en dólares que, hasta el año 2014, se mantuvo por debajo del promedio nacional; ese año su valor fue cercano a los US$ 3,000 (ver gráfico 1). Pero en 2015 y 2016 la situación ha experimentado un cambio positivo, superando incluso el nivel promedio nacional. Así, mientras que el ingreso per cápita de Bolivia llegó en 2016 a US$ 3,100, el ingreso per cápita de La Paz subió a US$ 3,337.

La mejoría registrada en los dos últimos años, en términos del ingreso per cápita departamental, viene de la meno de un desempeño igualmente mejor del producto interno bruto (PIB) paceño, también superior al ritmo de crecimiento del PIB nacional. De hecho, el año 2015 la tasa de crecimiento del PIB paceño (7.8 por ciento), fue la más alta en las últimas 3 décadas. En 2016 el crecimiento del departamento, si bien disminuye, todavía se sitúa por arriba de la tasa de crecimiento de Bolivia con 5.5 por ciento (ver gráfico 2).

Actividades que crecen

Es llamativo el elevado crecimiento del PIB paceño logrado el año 2015. ¿Cuál es la razón de ello? Según se extrae de los datos de los “derechos sobre importaciones, IVA, IT y otros impuestos indirectos”, estas partidas tuvieron un papel muy importante para ese año, con una variación positiva de 17.6 por ciento con respecto al año 2014 (ver gráfico 3). Si bien no se trata propiamente de una actividad económica, su incidencia fue superior a la muchos de los sectores de actividad económica, a tal grado que más de 1/3 (35.1 por ciento) del crecimiento del año 2015 se explica por la categoría “derechos sobre importaciones e impuestos”.

En segundo lugar, entre los sectores con mejor desempeño está la minería (minerales metálicos y no metálicos) con una variación positiva de 10.3 por ciento, seguido de los servicios de administración pública con 9.5 por ciento y los establecimientos financieros con 8.2 por ciento. El resto de las actividades económicas crecieron por debajo del promedio de 7.8 por ciento, relegando su participación en el producto departamental; este es el caso de la agricultura que con una tasa de apenas 2.3% ocupa el último lugar.

Así pues, el dinamismo del departamento, durante el año 2015, estuvo liderado por el cobro de impuestos, la minería y la administración pública, un fenómeno que no es nada nuevo en la historia reciente de la economía regional. Esto cambió un poco durante la gestión 2016, puesto que los establecimientos financieros lideraron el crecimiento con un 8.5 por ciento (superior al de 2015); los derechos sobre importaciones pasaron del primer al segundo lugar con una tasa de 7.5 por ciento; la construcción con 6.8 por ciento; la industria manufacturera con 6.6 por ciento; y el transporte, almacenamiento y comunicaciones con 6.1 por ciento. Si bien su crecimiento estuvo por debajo del promedio departamental, los servicios de la administración pública mantuvieron un alto nivel de incidencia.

Por cierto, la dependencia de la economía paceña de la administración pública es un hecho que no se logró superar, ni siquiera en las condiciones de boom exportador de los años anteriores.

Los datos de exportaciones mineras muestran un comportamiento oscilante en el valor exportado con una caída y posterior recuperación. El dato del PIB real refleja los cambios acaecidos en la producción nacional, por lo que se excluiría cualquier efecto de los precios, de esta forma se procura reflejar los cambios debido a una mayor producción y no a una mayor inflación. Pero incluso considerando los volúmenes, según datos del INE, se percibe que en 2015 se redujo la cantidad de mineral vendida al exterior y en el año 2016 hubo recuperación

Resulta curiosa esta contradicción de la información, entre los datos del PIB del sector minero y los de exportación. De ser correctos los datos, una posible explicación es que en realidad la producción total de minerales en el departamento en 2015 fue superior al volumen de exportaciones, es decir que una parte de los mismos se habrían quedado en el país. Y en sentido inverso la gestión 2016 se produjo menos, pero se exportó más. Queda la duda de si realmente existe un stock de minerales en la región que permita este comportamiento.

Exportaciones

Un dato positivo es que el 2016 el valor de las exportaciones paceñas creció en 15.4 por ciento respecto a 2015, totalizando US$ 974 millones. No obstante, el origen de esta recuperación estuvo centrada en los minerales que llegaron a los US$ 748 millones (ver gráfico 4).

La exportación de productos no tradicionales se contrajo por cuarto año consecutivo en 6 por ciento; en términos absolutos pasó de un valor de US$ 356 millones en 2012 a US$ 226 millones en 2016, con una caída acumulada de 36.4 por ciento en ese periodo.

Dentro del rubro de minerales, la recuperación ha sido heterogénea, correspondiendo gran parte del mayor valor al oro: en relación con el total exportado por el departamento, el 54.2 por ciento correspondió a dicho metal, algo que viene sucediendo desde el 2012.

Igualmente, la volatilidad de las exportaciones se explica por este hecho. Si se quita del total exportado el valor del oro, el comportamiento cambia con variaciones menores.

De los 15 principales productos de exportación, que representaron más del 95 por ciento del total en 2016, ocho decrecieron y siete crecieron (ver gráfico 5). El estaño metálico subió en 319.1 por ciento, la joyería de oro en 25.6 por ciento, el mineral de zinc en 21.1 por ciento, oro metálico en 12.2 por ciento, joyería con oro importado en 6.9 por ciento, mineral de plata en 6.7 por ciento y nueces de Brasil en 6.5 por ciento. Claramente la recuperación se dio principalmente en los productos mineros.

Los más afectados: manufacturas y madera

En cambio, de los productos que redujeron su valor exportado la mayoría corresponde a la categoría de no tradicionales, siendo los productos textiles los más afectados con un -56.8 por ciento; una caída más pronunciada a la registrada el 2015 de 27.1 por ciento.

Asimismo, las maderas y manufacturas de madera sufrieron su peor caída de los últimos años con un 29.8 por ciento. Téngase en cuenta que ya son cuatro años consecutivos de derrumbe del valor de dichos productos, acumulando un total de -52 por ciento entre 2012 y 2016. Tal parece que la política salarial del gobierno junto con un tipo de cambio fijo, desde fines de 2011, generan efectos negativos en algunos sectores más que en otros.

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