Nuevamente la Fundación Milenio tiene el agrado de presentar tres artículos sobre los hidrocarburos en Bolivia, del reconocido economista y experto Carlos Alberto López, quien coloca en la mesa del debate tres temas: una evaluación global sobre el estado del sector, la situación de las exportaciones y las recaudaciones.
En el primer trabajo, El limbo de los hidrocarburos, plantea que el sector luego de la significativa expansión, generada por las reformas implementadas entre 1996 y 1997, a partir del 2005 se encuentra estancado y con tendencias claras hacia la contracción.
La inversión que entre 1997 y el 2001 experimentó un ciclo alcista, por cada dólar invertido en el 2007 en 1998 se invirtieron cuatro dólares, a partir del 2004 solamente es de mantenimiento y de reposición y de ninguna manera de ampliación de la capacidad productiva. La llegada al gobierno de Evo Morales, en el 2006, no modificó la tendencia, más bien la profundizó, debido a las “nacionalizaciones”, que simplemente son compras de activos, al contexto adverso de la Asamblea Constituyente y por el permanente ataque a la presencia del capital privado fenómenos que, en conjunto, dañaron seriamente los derechos de propiedad y profundizaron la incertidumbre.
López muestra que la caída de la inversión determinó una disminución dramática de la cantidad de pozos perforados, de las reservas de gas natural, estancamiento de la producción de este recurso y una baja en la producción de líquidos. Situación que se agrava tomándose en cuenta los rendimientos decrecientes acelerados en la producción de los campos antiguos. En síntesis, el sector está atrapado en la nada y no tiene rumbo.
En examen de los determinantes y el desempeño de las exportaciones de gas natural, constituye el núcleo del segundo artículo: Exportaciones: gas, ¿hasta aquí llegamos? El autor muestra que la expansión de las exportaciones totales, entre el 2000 y el 2007, se explica en un 60 por ciento, por el aumento de las ventas externas de los hidrocarburos y en un 27 por ciento por la contribución de las exportaciones mineras. En el caso de las exportaciones de gas natural, entre el 2005 y 2007, el incremento se debe a la expansión de los precios de venta al Brasil y de los volúmenes vendidos.
El efecto de la expansión de las exportaciones de hidrocarburos y de los minerales, fue la modificación significativa en la composición de las exportaciones, que implicó la pérdida de importancia de las exportaciones de productos no tradicionales que a comienzos de los 2000 aportaban con el 40 por ciento a las exportaciones totales y el 2007 solamente con el 18 por ciento. Uno de los efectos de esta situación es acentuar la vulnerabilidad de la economía nacional, en la medida en que el crecimiento económico y las finanzas públicas, principalmente, dependen de la situación favorable de los mercados externos. El mensaje es que las autoridades no han diseñado políticas para estimular las exportaciones de productos no tradicionales, más bien las han obstaculizado, por ejemplo prohibiendo las exportaciones de aceite de soya y extendiendo la incertidumbre en la agricultura moderna con el cuestionamiento a la propiedad de la tierra y, en este momento, perdiendo el acceso preferencial al mercado estadounidense debido a la cancelación del ATPDA.
Las perspectivas de las exportaciones para el futuro, son “pesimistas”, debido no solamente a la reversión del contexto externo favorable, sino también por el hecho que, como el autor destaca en el primer artículo, la caída de las inversiones, los rendimientos decrecientes de los campos antiguos y el estancamiento en la producción y exportación de gas natural, debilitarán, más temprano que tarde las exportaciones de hidrocarburos, y no existiendo políticas de apoyo para los sectores que generan los productos no tradicionales de exportación, la vulnerabilidad de la economía boliviana se acentuará, que conforman un escenario pesimista en el futuro, más aun si tenemos en cuenta que en este momento la recesión económica mundial, está ocasionado una caída generalizada de los precios de exportación.
Finalmente, en Recaudaciones: ¿de la nacionalización?, López cuestiona el discurso oficial respecto a que la denominada “nacionalización” de los hidrocarburos tuvo un efecto “contundente”, elevando significativamente las recaudaciones provenientes de la actividad petrolera.
Es evidente que los ingresos del sector público no financiero, entre el 2002 y 2007, aumentaron en más del 160 por ciento y que, en consecuencia, posibilitaron la obtención de superávit en el 2006 y 2007. El factor que explica este incremento fue la expansión de las recaudaciones provenientes del sector petrolero que aportan con el 32 por ciento a los ingresos corrientes del sector público. En el artículo se muestra que el aumento de los ingresos fiscales se debe al crecimiento de las recaudaciones provenientes del sector petrolero, que a su vez recibió el efecto positivo del aumento en los precios de venta externos del gas natural, por efecto del aumento en el precio del petróleo.
El examen de las cifras evidencia que del 2000 al 2007, el incremento de las recaudaciones petroleras se debe en 28 por ciento al aumento de la producción, 16 por ciento de la subida de los precios, 16 por ciento debido a las regalías determinadas por la Ley 1689 y 22 por ciento por la aplicación del IDH, totalizando 82 por ciento; es decir, que la “nacionalización”, solamente aportó con el 18 por ciento. En palabras del autor “… este incremento de 82 por ciento en las recaudaciones se hubiera dado con o sin la nacionalización” Estamos seguros que los artículos que contienen este documento, nuevamente se constituirán en un material imprescindible de consulta, de reflexión y de conocimiento sobre la realidad del sector.
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