Ya es inobjetable que el caso de la coima de la empresa China Harbour Engineering Company (CHEC) Ltd. se transforma, con el paso de las horas, en un tema central de confrontación en el masismo, entre los seguidores del presidente Luis Arce y los del expresidente y dirigente cocalero Evo Morales.
Aunque todo comenzó con una denuncia de soborno y corrupción del frente evista, cuando uno de sus diputados, Héctor Arce, develó que CHEC había coimeado con Bs 18 millones al Gerente Técnico y a otros funcionarios de la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) para adjudicarse la doble vía Sucre-Yamparáez, después de lo cual fueron aprehendidos un representante chino de esa compañía y sus cómplices en la institución caminera, en la actualidad esas revelaciones tienen derivaciones políticas que han profundizado la amenaza de implosión y cisma que se cierne sobre el partido en función de gobierno.
Se puede afirmar que se trata de una denuncia que tuvo la trayectoria de un boomerang, porque el Gobierno, en una contraofensiva para no cargar con todas las consecuencias de este escándalo, y con el propósito de proteger al Ministro del área y al ejecutivo de ABC, ha anunciado que también investigará al menos cinco contratos firmados en la gestión de Evo Morales con la cuestionada compañía china, que según la información publicada por este diario está vetada desde hace mucho en el mercado internacional, precisamente porque se ha caracterizado por dar coimas para adjudicarse obras públicas.
Es incomprensible que con los antecedentes de CHEC se le hubiera adjudicado contratos camineros que suman, según una investigación de la Fundación Milenio, el significativo monto de 3.514 millones de dólares. ¿Cómo logró una compañía severamente cuestionada hacerse de este significativo paquete de contratos? ¿No conocían sus antecedentes funestos el Ministro de Obras Públicas y el Presidente Ejecutivo de la ABC?
19 de septiembre de 2022
Fuente: Los Tiempos