En 2018, los gastos fueron de $us 19.003 millones, un 5% más respecto a 2017. Fundación Milenio alerta que los menores ingresos no son coyunturales y que urge una reducción de los egresos corrientes.
Desde 2014, los gastos del sector público que tiene Bolivia gradualmente fueron aumentando y en contrapartida los ingresos siguieron el camino inverso. En este escenario, los egresos destinados para el pago se los servicios en el sector público son el motivo que impulsa el déficit fiscal.
Para la Fundación Milenio, en su informe sobre el estado de la economía de Bolivia, el incremento del gasto corriente es una muestra de cómo el Gobierno no ha sido capaz de adoptar medidas de ajuste para reducir el déficit fiscal y, por el contrario, los gastos subieron un 6% y 5% en 2017 y 2018, respectivamente, cuando los ingresos crecieron un 3% en ambos periodos.
También hicieron notar que los menores ingresos (precios más baratos de las materias primas y menor demanda de gas) no son coyunturales, sino que se trata de problemas de largo plazo y por ello el Gobierno debe revisar su política de gasto corriente y reducirlo gradualmente.
Luis Carlos Jemio, economista de la Fundación Milenio, sostuvo que de los $us 18.157 millones que en 2017 significaron los egresos, el gasto destinado a los bienes y servicios se ‘comió’ el 42% de los recursos, unos $us 5.105 millones, cuando en 2016 fueron $us 4.634 millones.
Mientras que en 2018 el gasto llegó a los $us 19.003 millones de los cuales un 41% fue destinado para el pago de bienes y servicios del sector público.
Al respecto, Jemio señaló que ese dinero se destina al pago de salarios del sector público y a otros gastos relacionados con las empresas estatales y remarcó que si no se lo reduce, el déficit fiscal continuará en ascenso de forma peligrosa.
Julio Linares, analista económico, con datos del Ministerio de Economía, detalló que en 2005 el gasto corriente fue de $us 2.608 millones de los cuales $us 1.143 millones se destinó para el pago de salarios en el sector público.
En 2007, el gasto corriente subió a $us 4.300 millones, mientras que el dinero destinado para el pago de sueldos para los trabajadores del sector público subió a $us 1.426 millones.
El comportamiento ascendente del gasto corriente fue una constante durante los siguientes años, por ejemplo, en 2016 el mismo fue de $us 17.150 millones, mientras el egreso para el pago de servicios personales (sueldos) fue de $us 4.072 millones.
Sobre el tema, Linares sostuvo que los números demuestran cómo en estos años el Gobierno fue creando un aparato estatal en donde el incremento del pago en los servicios personales, que corresponde al salario para los trabajadores públicos, de $us 1.143 millones en 2015 se incremento a $us 5.411 millones en 2018.
“Un dato del Ministerio de Economía no indica que de 250.000 trabajadores públicos en 2007, a 2018 aumentaron a 440.000. Se ha duplicado la cantidad de personas que está trabajando con el Estado y que cada vez es más difícil de mantener, pues no se debe olvidar que el mismo fue creado en el periodo de bonanza y para mantenerlo se debe recurrir a la deuda interna y externa”, puntualizó Linares.
Sin embargo, al hacer las consultas al Ministerio de Economía, se envío un comunicado a este medio, donde se indica que el crecimiento del gasto corriente traducido en el Presupuesto General del Estado (PGE), se debe a la creación de ítemes en salud y educación y por los incrementos salariales que estuvieron por encima de la tasa de inflación, a tiempo de considerar que el mismo es sostenible.
Agustín Jiménez, expresidente del Colegio del Economistas de Bolivia, sostuvo que el porcentaje destinado al pago de servicios es muy alto, pero que esto se explica por la fuerte presencia del Estado a partir de la inversión pública que se traduce en el financiamiento de las mismas, en el pago de salarios y de otros gastos que no son de capital y que no están destinados a la inversión, por lo que es importante reducir el gasto fiscal .
A su vez, el analista Germán Molina, subrayó que en la Presidencia de Juan Evo Morales, los primeros ocho años se caracterizaron por un superávit, mientras los últimos seis por un déficit fiscal, que si se lo suma llega a un 41,2%, un porcentaje que de acuerdo con su lectura es preocupante y que para controlarlo se necesita frenar el actual gasto corriente.
“Se deben frenar los gastos superfluos como viajar en helicóptero, el pago de publicidades, la inversión en proyectos que no generan ningún beneficio y reducir la burocracia, que se traduce en un aumento constante en el pago salarial de los empleados públicos y que cada año es más costoso”, observó Molina.
El analista económico, Armando Álvarez, hizo notar que el déficit fiscal que se arrastra desde hace cinco años consecutivos busca ser cubierto con préstamos, lo que genera otro problema que es el incremento del endeudamiento público, en vez de optar por reducir el gasto y apostar por las inversiones.
Una perspectiva optimista
Mariana Prado, ministra de Planificación del Desarrollo, durante el programa televisivo El pueblo es noticia, que se emite por la televisión estatal, destacó la inversión pública y la presencia del Estado en la economía nacional que la calificó de fuerte y protagonista.
Prado remarcó que en lo que va de la gestión de Morales la inversión pública llegó a los Bs 40.324 millones lo que representa un 12% del Producto Interno Bruto (PIB) y que para la gestión 2018 se programó una inversión pública de 8.288 millones.
La autoridad puntualizó que el dinero invertido está destinado para programas productivos que mejoran la calidad de vida de los bolivianos.
Prado explicó que enero y agosto de 2019, se reportó un 47% de ejecución de la inversión pública, respecto al mismo periodo de 2018, cuando se logró el 41% de gasto.
“Es una buena noticia, tenemos un récord de inversión pública que llega a un 47 por ciento de ejecución, hasta el 31de agosto. Esperamos superar el 78 por ciento de ejecución anual del año pasado, por eso vamos a estar detrás de las entidades ejecutoras, porque eso se traduce en el bienestar para la gente”, indicó Prado.
La ministra precisó que entre las instituciones públicas con mayor ejecución presupuestaria están la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE), que a través de ciclos combinados concretó alrededor de $us 1.200 millones.
A su vez, Gonzalo Chávez, analista económico, precisó que los defensores del déficit público ‘bueno’ sostienen que la inversión y el gasto excesivo del Estado, que en cinco años (2014 – 2018) superaron los $us 12.000 mil millones de dólares, se justifican por que evitan la recesión de la economía y que como además son recursos ejecutados en proyectos productivos y de infraestructura, tendrán retornos, sociales y económicos garantizados, en el mediano plazos. “En la práctica es difícil encontrar ejemplos que muestran rentabilidad de la inversión y el gasto público. ¿El Teleférico? ¿Casa del pueblo? ¿El museo personal? ¿Centenas de canchas de fútbol? ¿Los aeropuertos sin vuelos?”, se preguntó Linares.
23 de septiembre de 2019
Fuente: El Deber
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