Una conducta errática, falta de dinamismo, medidas impositivas, crisis municipal, entre otras, han cambiado el recorrido de los diversos sectores que hacen al movimiento económico de la región.
La Llajta parece haber abandonado su vocación productiva y se transforma, desde hace unos años, en un departamento vinculado a los servicios.
En los últimos años, el desempeño económico de Cochabamba ha seguido una tendencia errática. En el período de 2015 a 2016, cuando más se sintió en el país el fenómeno de la desaceleración, el Producto Interno Bruto (PIB) departamental tuvo 6% y 5,5% de crecimiento, respectivamente, por encima del nacional.
Sin embargo, en 2017 sufrió una fuerte ralentización, cayendo al 2.2%, la más baja desde el año 2005, según la Fundación Milenio. Para 2018, la situación ha cambiado.
El departamento económico de la Federación de Empresarios (FEPC), a cargo Laura Rojas Trigo, informa que Cochabamba en 2018 se ha recuperado después de la caída de 2017. Se posiciona como el tercer con mayor crecimiento, después de Pando (7,03%) y Beni (6,57%); superando también el crecimiento nacional (4,22%).
Respecto a esa cifra, el presidente de la FEPC, Javier Bellott, explica que la mejora en el PIB regional es el resultado de la inversión pública que se traduce en proyectos que se desarrollan en la región, como las hidroeléctricas, carreteras y la infraestructura para los juegos Suramericanos.
“Es un indicador e incorpora recursos en la región. En cuanto al impacto, si bien ha dinamizado el mercado interno, seguimos con la dificultad porque Cochabamba tiene un déficit comercial que sigue creciendo, es decir se sigue invirtiendo, pero al mismo tiempo se importan insumos y maquinarias, eso acelera el déficit comercial”, subraya Bellott.
Un criterio complementario surge del economista José Gabriel Espinoza, quien señala que si bien el crecimiento de Cochabamba ha sido una de las más altas, esto tiene que ver con una recuperación, dada la baja del período anterior.
Cifras cochalas
Es importante mencionar, señala Rojas, a la actividad de extracción de minas y canteras, que ha pasado de -7,49% a -3,03%, debido a un mejor desempeño del petróleo crudo y gas natural, vinculado a los precios internacionales y el sector construcción presenta una lenta recuperación, pasando de 2,46% a 5,84% de crecimiento en el periodo 2017 a 2018.
El mayor aporte proviene de los servicios de administración pública con el 16,8%, seguido por el transporte, almacenamiento y comunicaciones con el 14,9%; industrias manufactureras con el 13,9%, dentro de la cual, presenta una participación mayor el sector de manufacturas de alimentos.
Sobre estos indicadores, Espinoza indica que “en términos de empleo y de participación del PIB es muy claro que Cochabamba se ha vuelto en los últimos años una economía de servicios, ha dejado de tener una vocación industrial y tiene una economía donde los servicios pesan más”.
Agricultura, silvicultura, caza y pesca representan el 10%; establecimientos financieros, seguros, bienes inmuebles y servicios prestados a empresas, el 11,8%; construcción, el 3,5%; y comercio, el 6,92%.
Espinoza considera que parte de la recuperación del PIB de Cochabamba tiene que ver con la mejora de los precios de gas en 2017, que ha permitido aminorar el impacto negativo que existe en las economías regionales, exportadoras de gas.
“En los últimos años, el gas se ha convertido de ser un factor de crecimiento a un factor de reducción de crecimiento, aunque sigue siendo un elemento de ingresos porque aporta ingresos al sector público en los gobiernos municipales departamentales y nacional”, clarifica.
Bellott apunta que “estamos dependiendo demasiado de la inversión pública y eso nos dice que los potenciales de producción y exportación están dormidos, no porque el empresario lo haya decidido así, sino porque las condiciones no son favorables”.
Exportaciones
A junio de 2019, Cochabamba es el séptimo departamento exportador. Al finalizar el primer semestre de este año, exportó por un total de $us 163,4 millones que aportan con el 3,96% al total nacional. Se encuentra muy por debajo del nivel de exportación de los primeros departamentos: Potosí, $us 1.050 millones; Santa Cruz, $us 1.030 millones y Tarija, $us 772,7 millones. Oruro exportó $us 205 millones.
“Deberíamos reflexionar sobre qué haremos para impulsar las exportaciones cochabambinas. Unas posibles soluciones son mejorar la conectividad, facilitar los trámites, ya que todo demanda una serie de requisitos y pasos a seguir”, dice Bellott.
El economista Espinoza explica que gran parte del crecimiento de nuestras economías está limitado al ámbito local y a las exportaciones de materias primas y los precios de éstas tienden a caer y las exportaciones retroceden bastante.
“Hoy por hoy, el crecimiento de nuestras economías está sumamente vinculado a lo que sucede en los mercados locales y eso es muy preocupante porque aun cuando ha habido crecimiento en los últimos 13 años todavía somos mercados muy pequeños con consumidores que siguen apuntando productos de baja calidad o de escaso rendimiento, es decir que sean siempre bien baratos”, declara.
17 de septiembre de 2019
Fuente: Libre Empresa
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