La ideología, los intereses políticos y la falta de personal calificado en la administración pública son algunas de las razones para que en Bolivia no se fomente la Inversión Extranjera Directa (IED) en áreas como la minería, de acuerdo con el experto en el área y exministro de Minería Jaime Villalobos.
A nivel general, en América Latina, Bolivia es uno de los países más rezagados en inversión extranjera. En 2020 registró -1.097 millones de dólares en IED, de acuerdo con los datos de la Cepal, mientras que el resto de los países reportaron cifras positivas.
En cuanto a la minería, entre 2014 y 2018, Bolivia sólo recibió el 1,4 por ciento de la IED, mientras que Chile obtuvo el 32,3 por ciento, Perú el 22,8 por ciento y Brasil 20,5 por ciento, según el libro “El capital constructivo” de la Fundación Milenio.
En los últimos años, el sector minero en el país ha sido uno de los que más ha crecido. En 2021 ocupó el primer puesto en crecimiento con 37,7 por ciento y fue la actividad de segunda mayor incidencia en el crecimiento del PIB. Dentro esta área, la producción de oro fue la que más creció en 2021 (61,1 por ciento).
Esta explosión significó un crecimiento extraordinario de las cooperativas mineras, que para 2019 abarcaban el 90 por ciento del empleo directo de la minería boliviana en condiciones de casi informalidad.
“En su inmensa mayoría, estas operaciones se caracterizan por la depredación y parcelación de los yacimientos, intensa contaminación ambiental, informalidad laboral y condiciones inhumanas de trabajo, así como por la falta de capacitación, seguridad social e industrial, asesoramiento técnico y acceso formal a financiamiento” señaló Villalobos en el texto “El capital constructivo”.
Este panorama puede ser explicado, según él, por los tres elementos señalados en un principio: el ideológico, el político y la falta de conocimientos técnicos.
La ideología, en primer lugar, apunta a la capitalización estatal, a la inversión en empresas estatales “de dudosa rentabilidad”.
Por otro lado, está el aspecto político, “porque hay cooperativas que por su gran crecimiento se convirtieron en una fuerza explosiva de enorme presión”.
Por último, se advierte “una falta de conocimiento de servidores públicos, porque se puede ver que los nombramientos no son por meritocracia, sino por otros motivos”.
Todo ello conduce al país a una situación de precarización laboral, informalidad, contaminación ambiental, dudoso desarrollo y reducido aporte al Estado. El experto en minería advirtió que la empresa minera privada es, “de lejos, el sector que más contribuye a las recaudaciones fiscales por concepto de regalías e impuestos mineros”.
De acuerdo con datos del INE y del Ministerio de Minería, a 2019 el aporte del sector minero representaba el 74 por ciento de la recaudación fiscal (434,9 millones de dólares), mientras que las cooperativas aportan el 3 por ciento de la recaudación fiscal (18 millones de dólares).
Países vecinos con mejores condiciones para la IED en minería ostentan mejores resultados en productividad y generación de recursos económicos. En 2020 Chile exportó 37.600 millones de dólares con la minería, Perú 22.600 millones, y Bolivia apenas 3.000 millones.
Por otro lado, de acuerdo con datos expuestos en el libro, entre 2003 y 2015, Bolivia recibió el 1 por ciento de la IED en minería en América Latina. Chile el 32 por ciento, Perú el 23 por ciento y Brasil el 20 por ciento.
Una de las consecuencias de la poca inversión e informalidad en la minería es la falta de recursos humanos especializados en el área. En los últimos años se ha visto una merma en este campo y prima la informalidad.
15 de mayo de 2022
Fuente: Los tiempos
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