Advierte incertidumbre por la guerra y riesgos por el déficit fiscal, descenso de las RIN y divisas, presiones por importaciones de carburantes y subvención.
La Fundación Milenio destaca la solidez del sistema financiero, pero advierte debilidades y varios riesgos sobre la economía por el elevado déficit fiscal, el descenso de las Reservas Internacionales Netas (RIN) y las mayores importaciones de combustibles.
El “Informe de Milenio sobre la Economía 2022 No 44” señala que después de la contracción económica durante 2020 la reactivación se vio estimulada por un entorno más propicio de precios internacionales para las exportaciones bolivianas, así como por el aumento de la inversión, principalmente en el sector de la construcción.
El economista Javier Cuevas sostuvo, no obstante, que ese nivel de crecimiento no fue suficiente para recuperar el ritmo de la actividad económica anterior a la crisis. La tasa de 6,1% en el PIB boliviano fue inferior a la tasa promedio de América Latina de 7,8%. “Los datos evidencian la debilidad de la economía boliviana y sus dificultades para reponerse del colapso sufrido en 2020, cuando registró un decrecimiento de 8,7%”, remarcó.
El desempeño de las finanzas públicas se caracterizó por la expansión del gasto, lo que se tradujo en un déficit fiscal de 9,2%, el segundo más alto en ocho años de brecha desde 2014.
Milenio advierte que a nivel monetario el principal problema tiene que ver con la pérdida de Reservas Internacionales Netas (RIN) , y sobre todo el continuo drenaje de divisas. Estas últimas disminuyeron en 738 millones de dólares en 2021, tendencia que ha perdurado el primer trimestre de este año, al haberse perdido 312 millones de dólares más.
Según Cuevas, la buena noticia es la solidez del sistema financiero. Los depósitos y los créditos crecieron en 6,9% y 4,1%, respectivamente, en relación con 2020. No obstante, el incremento de la cartera de préstamos sigue por debajo del ritmo logrado en años precedentes en sintonía con el menor dinamismo de la economía.
Para Milenio la recuperación económica en 2021 fue parcial y hasta cierto punto frágil.
El director de la Fundación Milenio, Henry Oporto, señaló que esta tendencia se prolonga en los primeros meses de este año y los organismos internacionales proyectan un crecimiento moderado de la economía e inferior al 4% y en los años que siguen se debe enfrentar restricciones domésticas. Y lidiar con las tensiones y la incertidumbre generada por el conflicto bélico en Europa, sin olvidar la pandemia. Precisamente, el mayor riesgo para la economía es el bajo nivel de divisas, que junto con el alto déficit fiscal pueden deslizar la economía por un escenario crítico.
La guerra en Ucrania provoca mucha incertidumbre y sus impactos se sienten de varias maneras: volatilidad de la economía global, desaceleración del crecimiento, incremento de los precios de la energía y los granos, impulso inflacionario por los costos de la energía y los precios de los alimentos y elevación de las tasas de interés.
Oporto considera que Bolivia se beneficiará de los precios más altos del gas natural y de la urea, lo que ayudará a mejorar los ingresos de YPFB. También aumentarán los ingresos por IDH y las regalías de los gobiernos subnacionales.
Pero alertó que el problema crítico es la menguada capacidad de producción de gas natural, dado el agotamiento de los yacimientos, y la falta de inversiones en exploración, lo que no permite incrementar los volúmenes de ventas a los mercados de Brasil y Argentina, al mismo tiempo que el país se ve forzado a importar gasolina y diésel a precios más elevados. “En ese sentido es muy probable que el aumento de precios y volúmenes de combustibles importados, junto con el incremento de los costos de transporte, incrementen mucho más el ya elevado subsidio al consumo de combustibles en el mercado interno. Consecuentemente, la situación del TGN podría tornarse aún más crítica”, recalcó Oporto.
24 de junio de 2022
Fuente: Página Siete
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